En el marco del desayuno que organizó el Patronat de Turisme Costa Brava Girona el pasado día 13 de junio en Nueva York, como aperitivo de la publicación de la lista de The World 50 Best Restaurants 2016, los hermanos Roca anunciaron la puesta en marcha de la Roca Brothers Foundation. Un proyecto asentado sobre tres pilares, la innovación, la docencia y la responsabilidad social, que se ubicará en el espacio creativo situado frente a El Celler de Can Roca, La Masia.
Inaugurada hace escasamente un año y medio, la antigua casona fue décadas atrás una panadería, una fonda y en ella entregaba el abuelo de los Roca el correo tras pedalear con su bicicleta «muchísimos kilómetros», recordaba en su apertura uno de los hermanos.
Más recientemente, en ella se cocinó a fuego lento esa ópera gastronómica conocida como El somni, cuando el director Franc Aleu la convirtió en su centro de operaciones, y a principios del año pasado fue convertida en lo que es hoy en día. Un refugio creativo, de paz y sosiego para los artífices de uno de los mejores restaurantes del planeta, además de la particular escuela en la que aprenden los diferentes stagiaires que pasan por el establecimiento.
La Masia (I+R) dará un paso adelante más, en un tiempo, convirtiéndose en la sede del nuevo sueño de Jordi, Joan y Josep Roca, como los hermanos definieron a la Roca Brothers Foundation. El motivo por el que se ha elegido como emplazamiento este espacio obedece a la intención de dedicarse a la fundación en cuerpo en alma sin, por ello, tener que renunciar a cualquier pormenor del restaurante.
En cualquier caso, según fuentes conocedoras del proyecto, este todavía está definiéndose y moldeándose, encontrándose en una fase de desarrollo primaria. Su maduración, además, se apunta a que discurrirá paralelamente en gran medida a las giras internacionales que realizan los Roca con el patrocinio del BBVA.
La intención primordial, eso sí, está completamente definida y bien clara: compartir y aportar. Adquirir un compromiso con la sociedad y hacerla participe de su conocimiento. Evitar el inmovilismo que indirectamente puede provocar el éxito, más que arrollador en su caso, y llevar el conjunto de sapiencias adquiridas durante estas tres décadas a una dimensión global. «De la revolución materialista, en la que descontextualizábamos los productos o las técnicas en los que trabajábamos, hemos pasado a una revolución humanista», afirmó Joan Roca.