Las 5 bebidas alcohólicas más fuertes del mundo

Una caja con botellas de bebidas alcohólicas
Damos un repaso a las cinco bebidas alcohólicas más fuertes del mundo, con mayor graduación. Hablamos de la absenta, la tuica, la arak, el poitín y el cocoroco.
Por Toni Castillo
21 de octubre de 2016

Cualquier buen amante y conocedor de las bebidas alcohólicas, sean cuales sean, sabe que debe cuidarse y mantenerse al margen de cualquier clase de exceso. Primero, porque hay que disfrutar del alcohol con moderación y responsabilidad. Y segundo, porque no se disfruta igual mucho que poco. Y no hablamos solamente de alcanzar cierto estado de embriaguez, sino de percibir de un mejor modo los matices que un determinado licor puede ofrecernos. ¿Les suena la costumbre de rebajar el whisky con agua? Pues esa es la explicación.

Así que si en algún momento deben ponerse frente a un vaso de una de estas bebidas, recuerden nuestros consejos y el proceder los versados en estas lides. Porque estas son las cinco bebidas alcohólicas más fuertes del mundo. No hablamos de ediciones especiales, ni de marcas que han llevado un tipo de destilado al límite. Son licores que forman una clase y que de forma habitual, sin caer en excesos auspiciados por intereses comerciales, poseen una cantidad de alcohol realmente elevada. Algunos, de hecho, no están autorizados para comercializarse fuera de su lugar de origen.

Absenta

La absenta es una bebida alcohólica de sobra conocida, gracias a su frecuente y muy moderado uso en multitud de cócteles, así como su relación con artistas y escritores en el París de finales del siglo XIX y principios del XX. El «diablo verde», como también ha sido llamada, se produce a partir de una maceración de ajenjo que después se destila con flores de hinojo y anís, produciendo una disolución que concentra entre un 45 y hasta un 89,9 % de alcohol. Su consumo se realiza rebajándose con agua y azúcar.

El bebedor de absenta, un cuadro de Viktor Oliva

Țuică

Țuică, habitualmente visto como tzuika, tsuika, tsuica, tzuica o incluso tuica, es una bebida alcohólica tradicional de Rumanía que se elabora básicamente de ciruelo. Tiene una temporada de producción concreta, comprendida entre los meses de octubre y diciembre, justo después de la elaboración del vino, y esta consiste en la fermentación de la prunus domestica durante seis u ocho semanas. Tras este proceso se realiza una destilación con fuente de combustión natural, carbón vegetal o madera, y se obtiene un brebaje que suele poseer entre un 45 y un 60 por ciento de alcohol, aunque lo más frecuente es que se sitúe alrededor de los 52 grados.

Una botella de tuica

Arak

El arak es una bebida alcohólica con un contenido alcohólico que se sitúa entre los 60 y los 65 grados y cuyo nombre proviene de la palabra árabe araq que significa ‘jugo’ o ‘sudor’. Se produce de forma tradicional en las riberas del este del mar Mediterráneo, en territorios como los de Líbano, Siria, Jordania, Israel, Irak y Palestina, y su consumo se realiza mezclándolo con agua, en una proporción de un tercio de arak por dos tercios de agua. La disolución provoca que adquiera un color blanquecino, el que habitualmente se asocia con la bebida, aunque no salga con este aspecto de la botella.

Poitín

Elaborado de forma tradicional en Irlanda, el poitín recibe su nombre de una derivación de la palabra pota, que significa ‘alambique’ en gaélico irlandés. A partir de malta, patatas o incluso simplemente azúcar, se realiza una destilación en un pequeño alambique que proporciona una bebida con un contenido alcohólico de entre 90 y 95 grados. El potín casero fue prohibido en el país en 1661 así como su venta, que fue restablecida oficialmente en la primavera de 1997.

Una obra pictórica en la que aparece una botella de poitín

Cocoroco

Decir cocoroco es decir etanol; no hay apenas diferencia. El primero es el nombre que el compuesto químico conocido como alcohol etílico recibe en determinadas partes del norte de Chile, donde llega desde Bolivia por las vías de contrabando. Producido a partir de la fermentación de los cares de la caña de azúcar, resulta sencillo encontrarlo en cualquier mercado popular de la zona, donde los locales lo adquieren para mezclarlo con jugo de limón o té, especialmente para pasar más agradablemente los duros inviernos chilenos. Su graduación alcohólica se sitúa entre los 93 y los 96 grados.