Los conservadores

Artículo de Juan Echanove
Las conservas, esos tesoros que bajo milímetros de hojalata guardan las riquezas de nuestros mares, las delicias con sabor a nuestras costas. Juan Echanove nos habla de ellas porque es 'conservador', ¡porque todos somos 'conservadores'!
Por Juan Echanove
05 de febrero de 2014

¡Todo el mundo tranquilo!

No vamos a hablar de política. Aunque si uno mira bien la fotografía con la que quiero presentarles este "post", lo primero que descubrirá en la cara de nuestra bella protagonista serán las huellas del frío, del viento, del duro trabajo... y de la penalidad en definitiva. Esa cara que labra el mar a punta de cincel en los rostros y en las ajadas manos de mujeres y hombres que entregan sus vidas de forma literal para que luego nosotros, abrigados por el calorcito y el confort de nuestros hogares, tiremos de una pequeña argolla y paladeemos cualquiera de estos frutos del océano mientras dejamos que transcurran esas deliciosas horas del mediodía en las que la cerveza se convierte en el agua bautismal, y las latas de conserva en pedacitos de historia... en recuerdos intensos de esa primera vez en la que de niños, o no tan niños, descubrimos el mar.

¡Siempre los mejillones!

Será por su humildad... Será porque de puro baratos, casi nadie les echa cuenta... Será porque son los ciudadanos de a pie de la mar... "Los esforzados de la ruta"... Será por todo eso. Pero a decir verdad, yo tengo que confesar que para mí los mejillones son la prueba del nueve de una buena conserva. Y en concreto los mejillones en escabeche.

En mi memoria albergo un recuerdo infantil en el que entreveo en una navidad a mi padre intentando abrir unas ostras que le habían obsequiado con un trapo y un cuchillo (en mi casa al no comerse ostras con asiduidad no teníamos abridor) agobiado por las protestas de mi madre por lo peligroso de la apertura y jurando en hebreo por el esfuerzo y el "discutible" resultado de la apertura.

Sin duda estos acontecimientos desataron en mí un cariño especial por los mejillones... Tan fáciles de abrir... Tan fáciles de comer... Tan baratos. El caso es que mientras que mis hermanos, mi madre y mi "magullado padre" repartían unas escasas ostras yo me lanzaba con vehemencia a esa fuente de mejillones al vapor a los que nadie tomaba en cuenta salvo el pequeñín de la casa... o sea yo.

Desde entonces el mejillón se hizo mi amigo.

No soy partidario de señalar rankings ni listas del uno al diez en importancia sobre quien lo hace mejor o peor. ¡Bastante subjetivo es ya el decir lo que a uno le gusta más o menos!, como para ordenarlo de forma ascendente o descendente.

No va a ser la última vez que hablemos de conservas. Se lo digo yo que soy "conservador" de toda la vida.

Hoy hablamos de mejillones pero en otra ocasión hablaremos de anchoas, de berberechos, de atún, de bonito y de mil y un productos que hacen de este "edén conservador" una patria del placer.

Adoro los mejillones de FRINSA. Bueno en realidad adoro todos sus productos. Adorar a FRINSA en lo que a conservas se refiere viene a ser lo que en el fútbol supone adorar a los campeones históricos de todas las competiciones (no quiero señalar nombres para no herir susceptibilidades aunque todo el mundo sepa que me estoy refiriendo al Atleti de Madrid jajajaja). De FRINSA adoro sobre todo la selección del mejillón en cuanto a textura y tamaño se refiere. No soy un "loco" del mejillón gigante. A mi modo de ver una lata de seis a ocho piezas encierra más sabor y delicadeza que una lata de cuatro a seis piezas. Pero esto es muy subjetivo.

Me ha sorprendido muy gratamente una marca ARTEMAR que ha conseguido unos mejillones con wakame que son un prodigio de delicadeza (hoy no es el día de hablar de navajas pero estos señores de ARTEMAR son unos "navajeros" de mucho cuidado). Ese mejillón con wakame es adictivo. El cultivo y la introducción de las algas en el universo conservador supone una entrada de aire fresco en la "tradición conservadora" y eso tiene mucho mérito.

LA LATA NEGRA DE BRAULIO ALFAGEME es una selección extraordinaria de unas conservas históricas que, como los grandes vinos de familia, se presenta ante nosotros como lo mejor de lo mejor. Y lo consiguen... ¡Vaya que si lo consiguen! Es elegante como el cashmere. Es una conserva Gallega tamizada por los grandes sastres de Milán. Y en su interior el mejillón y el escabeche conviven en una armonía tal que más que mejillones parecerían "grandes maestros de música de cámara".

Y luego está CATRINETA que más que una marca es una selección de unos emprendedores gallegos, concretamente de Santiago de Compostela, que a mí me han enamorado del todo.

Si "La Lata Negra de Braulio" era el cashmere, las conservas de CATRINETA son el tweed... el desenfado... la complicidad... los recuerdos submarinos de la infancia "Viaje al fondo del mar"... el submarino "seaview", las escafandras de los buzos.

La selección de CATRINETA da de pleno con mi sensibilidad conservadora. Y dentro de todas las conservas que ofrecen que son muchas y muy ricas se alza como una galerna embravecida una marca esencial con unos mejillones que te hacen saltar las lágrimas "CONSERVAS DEL GROVE".

¡Bien por Catrineta!... ¡Enhorabuena!

Sé que me dejo en el tintero a Ramón Franco... a Conservas Cambados y a tantos y tantos otros. Pero eso es lo bueno de este blog, que como en las grandes partidas de ajedrez, yo salgo con blancas y ahora les toca jugar a ustedes.

¡Hagan sus movimientos en el tablero, y como buenos "conservadores"... A dar la lata!