El Imperio de lo Ordinario

Artículo de Fernando Huidobro
¿Se está perdiendo la guerra por la llamada "democratización de la alta cocina"? No tengo duda de que la idea en sí y las intenciones que la sacaron a la palestra buenas fueran, tampoco la tengo de que se nos llenaron las bocas con ella, pero ¿sigue viva la corriente, se ha masticado, digerido y asimilado ese bolo alimenticio o las élites culinarias campan en la exclusividad que los fueros de los dineros conllevan mientras la llana comensalía no traga con esas tiranías?
Por Fernando Huidobro
13 de julio de 2021

Si cierto fuere que una imagen vale más que 1000 palabras y las redes sociales fueran la verdad universal, al posar nuestra vista en instagram con intencionalidad de averiguación gastronómica o mera curiosidad por lo que en ella se cuece hoy día, la conclusión directa y clara a la que llegaríamos es obvia: impera lo vulgar.

Es lo común, lo normalizado, lo que la mayoría come y entiende por comida. La sociedad es sanchopanzista en lo que a su alimentación se refiere. No solo respecto de lo concerniente al consumo propio, sino también en lo que se refiere a lo que quiere o persigue ver en las redes.

En ellas mandan las hamburguesas, los perritos, los huevos y las tortillas, las croquetas, los bocatas, pizzas y pastas, papas y panes a tutiplén, chacinas y embutidos, sushis de tócameroque, cuchareo y casquería mollar a cascoporro, los bizcochos, la pastelería o repostería, etc. Y arroces, millones de arroces de todo jaez. Pero, por encima de todo ello, las recetas rapiditas de platos fáciles, sencillos y caseros.

La masa pasa de sofisticaciones quijotescas de la cocina de altos vuelos cuyas apariciones son cada vez más esporádicas; hasta los protagonistas de la pista gastro, entre los que por supuesto me incluyo, hemos perdido la vergüenza y, travestidos en populares, nos hemos lanzado a ocupar ese amplio espacio donde los likes se multiplican, ese donde una buena foto de huevos fritos rotos o de queso en fundición vale muchos más seguidores que la perfección del último plato estrella de los restas estrellados.

When have all those powers gone?

A salvo de todo esto quedan las experiencias de las cocinas extranjeras, mejor dicho, de lo básico franquiciable o replicable que de ellas se exporta, que total, como casi nadie conoce ni entiende lo suficiente, pues resulta que resultan molonas e inatacables.

¿Es posible que la realidad sea que la ordinariez machaca y malinterpreta el significado de excelencia volviéndolo merdellón o la mera exposición de esta interrogante es ya inaceptablemente elitista per se? ¿Está perdiendo fuelle lo extraordinario en gastronomía? ¿Está volviendo a unas élites de donde quizás nunca salió o es que se ha ampliado esa base pudiente? Tal vez sea que, simplemente, no quieren señalarse o que ni siquiera usan instagram para estos menesteres, que quedan para comerciantes, negociadores o perturbados gastrós del gremio y alrededores, como yo, por ejemplo.

When have all those powers gone?

Long time passing

¿Significa esto que los restas medios/bajos no siguen ya empeñados en copiar a los grandes? ¿Significa que son estos los que ahora bajan la mirada hacia aquellos? ¿Significa que la gente normal ha dejado de querer ir a los restas top-top? ¿Significa que vuelven a ser cosa de unos pocos/muchos privilegiados? ¿O, simplemente, que los que van lo hacen discretamente, “a escondidas” del ojo mediático que cree que todo lo ve? ¿Significará, finalmente, que están petaos, se ha ganado esa guerra por la democratización de la alta cocina y nadie se ha enterado? ¿Se ha perdido la guerra?

No sé bien qué es lo que ha pasado: ¿será que es muy caro alternar con la alta cocina; será que no encuentra el punto de encuentro con la generalidad; será que hay cansancio de la sofisticación; será que es esta la que se ha cansado de alternar; será que no atrae a las gentes corrientes; será que no es para el gran mercado; será que no somos un país de sibaritas; será que es cosa de unos, ya muchos, pudientes; será que se pasó la moda exhibicionista; será que la sociedad está cada vez más fraccionada en dos bloques... o será, por el contrario, que ha triunfado como Los Chichos? Será, será, lo que será.

When have all those powers gone?

Long time ago.

En mi opinión, lo que sí parece impepinable, anyway, es que aquel eslogan tan repetido de la democratización de la alta cocina ha quedado en caldo de borrajas, pues, in one hand, la llana comensalía a la que se la quería hacer llegar por simpatía y contagio no está por la labor ni está dispuesta a someterse a tales tiranías; mientras que, in the other hand, las élites gastronómicas, tanto profesionales como comensales, no están dispuestas a seguir librando -si es que alguna vez en verdad se hizo- esta guerra que parece haber dejado de tener sentido salvo para el mundomedio Scary Money Master Chef and TV Shows, lo que, estando como está el mundo en sus manos, quiere decir que no tengo ni pajolera idea.

¿Has visto? Ooootra vez.

When have all those powers gone?

Oh, When will you ever learn?

*Con una pequeña ayuda de mi amigo Pete Seeger y su canción "Where have all the flowers gone".