Raquel González, comunicación y mucha gastronomía

Raquel González, comunicación y mucha gastronomía
Iurdana Marugán
Nos hemos puesto en contacto con Raquel González, responsable de comunicación de TheFork, para que nos explique cuáles son sus inquietudes culinarias. En esta entrevista quedan registradas sus respuestas.
Por Edgar Otero
17 de febrero de 2022

Raquel González Rodríguez es directora de comunicación de TheFork, plataforma anteriormente conocida como ElTenedor, en el mercado español y portugués. Además, es profesora de comunicación corporativa, reputación online y gestión de crisis en varios máster de Marketing Digital.

Obtuvo su licenciatura en Ciencias de la Información y Periodismo en la Universidad Complutense y ha desarrollado su trayectoria profesional alrededor del mundo de la empresa y la comunicación. Sin embargo, en esta entrevista nos descubre su lado más gastronómico y nos explica cuáles son sus restaurantes favoritos y los caprichos culinarios por los que, de vez en cuando, se deja llevar.

¿Cuáles son los tres primeros alimentos que te entran ganas de adquirir cuando sales de compras?

Me apasiona el pan, probar panes distintos y cuanto más artesanales, mejor. Algo similar me pasa con el queso, rara es la semana que no pruebo uno nuevo o se me antoja uno ya conocido. Y quizás el tercer alimento que siempre me hace picar son los frutos rojos: arándanos, frambuesas, moras...

¿Cuál es ese restaurante que repetirías sin parar?

Me gusta mucho “El Sainete”, en la calle Ponzano. En un sitio muy acogedor, ideal para compartir con amigos, donde además de una carta riquísima de la mano del chef Fran Vicente, cuenta con un original maridaje de cerveza.

¿Y cuál el que no has ido, pero te mueres de ganas por ir?

Hay varios en mi lista, me gusta descubrir restaurantes y sabores nuevos. Uno de los que tengo pendientes y al que tengo muchas ganas de ir es “Quimbaya by Edwin Rodríguez”, que este año ha logrado su primera estrella MICHELIN y además lidera el TOP100 de TheFork de los restaurantes favoritos de los usuarios en Madrid.

¿En qué placer culpable te gusta incurrir (de vez en cuando) a la hora de comer?

Al aperitivo de los fines de semana. Me encanta ese momento previo a la comida en el que te tomas un vino o una cerveza con algo de picar y charlas distendidamente. Si puede ser en una terracita al sol, mucho mejor.

¿Cuál es el mejor mercado para ir de compras gastronómicas?

He de confesar que soy fan de los mercados tradicionales de barrio, los de toda la vida, donde puedes encontrar productos frescos y de temporada a precios razonables. Es cierto que cada vez quedan menos, pero siempre animo a la gente a que los visite y disfrute de sus productos.

¿Qué capricho disfrutón te has dado recientemente o te gustaría darte?

Hace unas semanas coincidí en Madrid con unos amigos que viven en Francia en Annecy, cerca de la frontera con Suiza, y estuve recordando las visitas que les hacía antes de la pandemia y las deliciosas “raclette” que nos tomábamos. Y desde entonces no veo el momento de visitarles y disfrutar de una. Mi favorita, la de queso ahumado.

¿Recuerdas alguna locura que hayas hecho por amor... a la cocina?

Locuras, no muchas. Quizás el típico viaje exprés a Valencia para tomarte un arroz a banda frente al mar, que creo que lo hemos hecho más de un madrileño. También tuve una época que me dio por la repostería y utensilio repostero que veía, me lo compraba. Luego no usaba la mitad. Tenía desde un termómetro para almíbares hasta un expositor de cupcakes.

¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?

Quizás los aderezos. Cuando un aderezo, sea vinagre balsámico, aceite de trufa u otros, se pone de moda se abusa de ellos en la mayoría de los platos. De tal manera que, en muchas ocasiones, no te dejan saborear el producto. El resultado, platos donde predomina el aderezo y que te saben igual.

Y en los restaurantes, ¿qué aspecto se sobrevalora?

De un tiempo a esta parte, se valora en exceso la estética. No sólo de los platos, sino del local. Cada vez es más común, los restaurantes “instagrameables”. Lugares con una decoración espectacular, con platos muy vistosos, pero donde la calidad de la comida pasa a un segundo plano.

¿Y cuál se infravalora?

La calidad de la materia prima y el servicio. Una buena experiencia en un restaurante no es sólo la comida o la decoración, es la suma de todo. Puedes ir a un restaurante muy bonito donde la comida sea mala o donde el servicio no funcione, o al revés. Creo que se debería tender a cuidar más y mejor la experiencia 360 de los comensales. Tan importante es una buena materia prima, como un buen emplatado y un servicio amable y profesional.

¿Tu cocinero/a favorito/a?

En España tenemos la gran suerte de contar con auténticos maestros, reconocidos mundialmente, que han hecho de la gastronomía de nuestro país una de las mejores del mundo.Por darte algunos ejemplos, admiro mucho a Martín Berasategui, símbolo de la cocina auténtica, su trayectoria y reconocimientos lo confirman. Por supuesto, también tenemos jóvenes talentos como Sergio Bastard, de la Casona del Judio en Santander, que ha recibido su primera estrella MICHELIN, y ha logrado con éxito un nuevo concepto de la cocina de siempre; o Carlos Maldonado, que nos demuestra en su restaurante Raíces como la tradición no debe estar reñida con la innovación.

¿Qué crees que debería ponerse de moda en la cocina?

La autenticidad y el producto de proximidad. Contamos con una gran riqueza y variedad de alimentos, aprovechémosla. Volvamos a una cocina auténtica, donde cada restaurante ofrezca sus platos estrella, con su toque y a su manera. Regresemos al sabor, que el tomate sepa a tomate, y dejemos atrás esos platos “de moda” que se repiten una y otra vez en las cartas de los restaurantes. Descubramos sabores nuevos o, los de siempre, pero con un toque diferente.

Si nos invitas a tu casa a cenar, ¿qué nos cocinarías?

Últimamente, me ha dado por cocinar platos de cuchara y guisos más elaborados. He de decir que la caldereta de rape no me sale nada mal. Quizás para una cena optase por algo menos contundente, una lubina al horno o a la sal especiada con tomillo y limón o una sencilla quiché de verduras. Eso sí, si la cena es de picoteo no faltaría una buena tortilla de patata, en mi caso con cebolla y poco hecha.