Decía el escritor George Orwell mientras escribía su célebre 1984 que es un lugar "i-nac-ce-si-ble", frecuentemente se describe como uno de los rincones escoceses más remotos y la verdad es que, a pesar de estar a menos de cien kilómetros de Glasgow, no se tarda poco precisamente en llegar allí. Es la isla de Jura y en ella solamente encontraremos una pequeña comunidad, una carretera, una tienda y la destilería homónima a la isla.
Isle of Jura se fundó en 1963, sobre las ruinas de una antigua destilería abandonada del siglo XIX, para hacer resurgir el whisky en unas tierras que desde el año 1810 tenían derecho a destilar este elixir para consumo propio. Desde la costa sureste del islote, donde se encuentra emplazada, esta pequeña fábrica ha sabido revitalizar el enclave como pocas otras actividades podrían haberlo hecho y ha puesto sobre el mapa unos whiskies, elaborados en los alambiques altos que trajeron sus fundadores, pensados para deleitar a todos los paladares.
Uno de los whiskies que más ha dado que hablar últimamente, uno de los que más ha destacado en los últimos tiempos ha sido 1977 Juar, una de sus última ediciones limitadas. Como es costumbre en la destilería, cada una de sus referencias tiene un símbolo y el de esta es el tejo —juar en gaélico—, una de las coníferas más comunes de la isla, el árbol que le da nombre y uno de los signos de la inmortalidad, la regeneración y la puerta a otros mundos en la cultura del lugar.
El 1977 Juar, del que solamente hay elaboradas 498 botellas, es un Single Malt Scotch Whisky del año que le da nombre elaborado con una malta cosechada a mano, destilado a la forma tradicional en los altos alambiques de Isle of Jura, madurado en barricas de bourbon y terminado en barriles Port Pipe. Así, la destilería consigue un whisky de un profundo color ámbar con reflejos dorados, un seductor aroma dulce a la par que especiado y un sabor eminentemente afrutado. Un whisky tan especial como lo es la recóndita isla en la que nace.