Todo en Espinaler comenzó con un vasito de vino y su mezcla. O lo que es lo mismo: el aperitivo. Miquel Riera i Prat dejaba su masía cerca del puente del Espinal, en el municipio barcelonés de Argentona, para buscarse la vida en la costa. Era 1896 y levantaba una típica taberna mediterránea a pie de carretera, en Vilasar de Mar, donde abría el apetito a comerciantes, gentes del campo y marineros.
Aquel negocio sencillo, frecuente en la época, prosperó de buen grado. De sus manos pasó a las de su hijo. Y de las de su hijo a las de su nieto. Y fue él, Joan Tapias Riera, quien iniciaría un imprevisto cambio de rumbo en los años cuarenta, incluyendo en la oferta de la taberna Espinaler un vermut. Era algo novedoso y los clientes reaccionaron con gran aceptación.
El revulsivo provocó que la oferta del aperitivo se ampliase con conservas gallegas de contrastada calidad, que el negocio pudiese recorrer otros caminos como el que una década más tarde desembocaría en la comercialización de una salsa homónima, hoy todo un clásico, y de las conservas bajo la marca Espinaler. Y que el vermut fuese el rey. El legado de Riera i Prat permanece intacto, con la taberna adaptada a los tiempos actuales todavía en funcionamiento, y vermuts como los dos clásicos, el Rojo y el Blanco, y el Espilaner Reserva, el más especial, más vivos que nunca.
Este último es el resultado de una receta única, guardada con celo por la empresa familiar vilassarenca. Una combinación de más de medio centenar de hierbas aromáticas, como la artemisia vulgaris, el díctamo de Creta y la kina, macerada en un vino blanco de gran calidad. El toque final, el que aporta los matices que hacen realmente impar a este vermouth, es un reposo de seis meses en barricas de roble. De esta forma consigue sumar a los toques especiados y refrescantes de su selección de hierbas la profundidad y el tostado de la madera.
El vermú Espilaner Reserva, concebido para los paladares más exigentes, se recomienda degustar con dos aceitunas, una rodada de naranja y quizás un encurtido de acompañamiento. Aunque si se desea optar por una propuesta diferente, y ya que se trata de la casa barcelonesa, nuestra recomendación es escoltarlo con unas patatas fritas bañadas con la salsa Espilaner. Sin duda, la opción más recomendable.