Vicent Molins, el geógrafo que se perdió entre fogones

Retrato de Vicent Molins
Su camino iba marcado en mapas, pero se salió de ellos y terminó hablando y escribiendo, comunicando. Es Vicent Molins, 'liante' como a veces se denomina, alguien que está en todos lados, hace -casi- de todo y sabe comer.
Por Toni Castillo
02 de marzo de 2016

Iba para geógrafo, y de hecho lo es, pero el destino —o más bien los buenos vicios— hicieron que terminase perdido entre papel prensa, procesadores de texto y mesas bien dispuestas con grandes alimentos. Porque Vicent Molins enrolló los mapas para sacar el portátil, servirse un fresco vino blanco y darle a las teclas. Comunica desde la agencia que codirige junto a José Miguel Piquer, abasedebē, maneja la escena cultureta desde el centro La Rambleta, agita la Valencia más despierta desde el lobby ciudadano València Vibrant, colabora en medios como Valencia Plaza, Las Provincias, Cadena SER o este mismo, Bon Viveur, y recientemente ha presentado su primer libro, La nueva guía de Valencia, junto a Ramon Marrades.

Y el hombre polivalente, casi omnipresente, es un foodie confeso. Y sabe comer. Y sabe con quién hacerlo. Nace en la tierra, definido por las verduras de la huerta valenciana, crece en la cocina, con «diversión, gusto, sorpresa, recuerdos», y vive en una Valencia que lo emociona constantemente. Critica a los gastrónomos esnob, prefiere las sonrisas al dress code y tiene como aroma predilecto el del bizcocho materno horneándose, porque es «la constatación de que ha vuelto a poner las manos en la masa». La quemazón por las hamburguesas gourmet, el placer que produce degustar las propuestas que son el mar y la huerta, la visión personal de lo culinario, de lo que está por venir y, de lo que en parte, él es; aquí.

¿Qué ingrediente te define?

Me gustaría que fueran las verduras mediterráneas de la huerta valenciana, tratadas con devoción por agricultores como Enric Navarro o Toni de Mahuella.

¿Qué podemos encontrar en tu despensa?

En días de capricho panes que son amores.

¿Y en la nevera?

Huevos venidos de la costumbre memorial, la de mi familia por cuidar gallinas con todo el afecto posible.

¿Cuál es tu playlist para una comida con amigos?

Las voces de cuando una cena se va felizmente de las manos. Aunque tampoco le irían mal las canciones de Maïa Vidal, la musa de Siemprevivas.

¿Y la canción para el fin de fiesta?

Franco Battiato, la mejor banda sonora para levitar.

¿Qué distingue a un buen anfitrión?

La naturalidad y la capacidad para conversar, claro.

¿Qué significa para ti la cocina?

Diversión, gusto, sorpresa, recuerdos. Y un lugar donde se teje progreso. La gastronomía no es ningún arte, pero si una prueba de evolución. Como en toda evolución hay una gran parte de prueba y error.

¿Un placer (in) confesable?

Mojar el pan cuando es inevitable. Criticar a los gastrónomos esnobs.

¿Una ciudad gastronómica?

Valencia, porque en muchos lugares están descerrajando propuestas que son el mar y la huerta hechos monumento. Su cocina más recomendable es más o menos como su ciudad, tras el icono principal aparecen las mejores sorpresas.

¿Un rincón gastro para desconectar?

Me emocionan los mercadillos callejeros y tumultuosos, plan perfecto para los sábados por la mañana. Siento envidia por los de Londres.

¿Un aroma?

El aroma a bizcocho horneándose al entrar a la cocina de mi madre, la constatación de que ha vuelto a poner las manos en la masa.

¿Un capricho reciente?

Ze Kitchen Galerie.

¿Una locura gastronómica?

Formar parte a la vez de dos fraternidades del comer. Con una David, Santi, Vicent y yo buscamos las mejores bravas del mundo en lugares muy genuinos. Con otra Begoña, Marta y Héctor nos plantamos en los restaurantes que más nos apetecen. Juntar la complicidad con la buena mesa es insuperable.

¿Una bebida?

Vino blanco.

¿Qué llevas cuando te invitan?

A buenos acompañantes.

¿El look perfecto para salir a cenar?

Prefiero las sonrisas al dress code.

¿A qué cinco personajes vivos o muertos invitarías a tu cena-fiesta?

A Oliver Sacks y a Javier Mariscal, talento divertido. Los otros tres serían personajes anónimos que no salen en las revistas. Siempre hay que estar alerta con la endogamia…

Para esta cena-fiesta, ¿cocinarías o encargarías la comida?

Si los invitados no participan del cocinado no es una verdadera fiesta.

¿Cuál sería tu última cena?

La mejor intuyo que es aquella de la que no tenemos conciencia de definitiva.

¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?

Todos los que en lugar de estimular enmascaran los sabores más puros. Por cierto, estoy de las hamburguesas gourmet hasta el pirri. Plantémosles cara.

Vicent Molins junto a una gran hamburguesa

¿Tu noche favorita de la semana?

Una noche imprevista entre semana, un martes cualquiera.

Cuando entras en un restaurante, ¿en qué te fijas primero?

En si la gente está disfrutando.

¿Tu último descubrimiento gourmet? Restaurante, café, bar...

El descubrimiento es el de las mañanas entre olor a café y las cosas sencillas hechas con enorme respeto. Ocurre por ejemplo en Muez, Valencia, para el desayuno.