Mariola Cubells, una agitadora televisiva y cultural

Retrato de una sonriente Mariola Cubells
Mariola Cubells es uno de los rostros más conocidos de la crítica televisiva. Esta periodista valenciana habla de la tele, la analiza con suma ironía, pero en la radio; paradojas de la vida… o no.
Por Toni Castillo
19 de octubre de 2017

No tiene pelos en la lengua y no le importa. Posee un estilo propio y sus irreverencias, siempre fundamentadas en profundos análisis, enamoran al público. Mariola Cubells (Valencia, 1968) dice lo que piensa sin ambages. Pudiendo elegir el camino más corto, sin dar rodeos innecesarios, lo elige. Un rasgo que se percibe con cada tuit, con cada artículo, con cada opinión televisiva vertida en la radio, en la SER, junto a Francino.

Además de analista de televisión en este programa radiofónico, La Ventana, Mariola es directora del Foro de Pensamiento del centro cultural Espai Rambleta desde 2014, la responsable del blog sobre televisión de El Huffington Post y la autora de siete libros, la mayoría sobre la pequeña pantalla, y el primero de ellos el más personal, ¡Mírame, tonto! En él destripaba la mala televisión y eso la hizo transformarse en la cronista catódica que es. Primero en Radio Nacional de España y más tarde en la Cadena SER, comenzando a colaborar en A vivir que son dos días, con Montserrat Domínguez.

Su carrera profesional, tras licenciarse en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, dio comienzo en el periódico autonómico valenciano Levante, donde se hizo reportera, tras ocho años pasó a la televisión, primero la desaparecida Canal 9 y después Televisión Española, para quedarse en productoras audiovisuales. En ellas fue redactora, directora y creadora de formatos televisivos. Después de dejar el medio por hartazgo, poco antes de escribir aquel primer libro, comenzó su carrera en la radio y puso en marcha como redactora jefe el periódico ADN, de Planeta.

¿Cuáles son los tres primeros alimentos que te entran ganas de adquirir cuando sales de compras?

Tomates, sandía y queso.

¿Cuál es ese restaurante que repetirías sin parar?

El bar Cabanyal en Valencia, un sitio normal y corriente que me encanta, cerca del Mercado del Cabanyal. Y mi último descubrimiento en Barcelona, El Sifó d'en Garriga.

¿Y cuál el que no has ido pero te mueres de ganas por ir?

El bar de Miquel, en Dénia.

¿En qué placer culpable te gusta incurrir (de vez en cuando) a la hora de comer?

Una buena hamburguesa de buey con patatas fritas.

¿Cuál es el mejor mercado para ir de compras gastronómicas?

El Mercado Central de Valencia es un lugar paradigmático.

¿Qué capricho foodie te has dado recientemente o te gustaría darte?

Casa Manolo, el restaurante gastronómico con una estrella Michelin, en la playa de Daimús, en Valencia.

¿Recuerdas alguna locura que hayas hecho por amor... a la cocina?

Pues no, eso no, pero mantengo una máxima: solo cocino para gente a la que quiero.

¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?

Sin lugar a dudas la cebolla: LA ODIO. Y ahora, matadme, va, cocinitas del mundo, gurús de la gastronomía.

Y en los restaurantes, ¿qué aspecto se sobrevalora?

Las elaboraciones culinarias sofisticadas.

¿Y cuál se infravalora?

Que los camareros no estén bien preparados. Odio cuando pregunto qué lleva un plato o qué es determinado ingrediente y no me saben contestar. Ahí me sale una vena aristocrática...

¿Tu cocinero/a favorito/a?

He descubierto a Manuel Alonso, del restaurante que he citado arriba. Y me lo quedo por todo: por cómo cocina, por la pasión que le pone, por cómo lo cuenta...

¿Qué crees que debería ponerse de moda en la cocina?

Que bajo ningún concepto se puede servir un mal pan. Y que en ninguna circunstancia el camarero puede hacer mal su trabajo.

Si nos invitas a tu casa a cenar, ¿qué nos cocinarías?

Crema de melón, menta y yogur, buñuelos de bacalao con habitas y tiramisú. Las tres, está mal que yo lo diga, me salen de fábula.