Ramón Esteve, arquitecto de la armonía, la serenidad y la esencialidad

Retrato de Ramón Esteve
Alfonso Calza
La armonía, la serenidad y la esencialidad son algunas de las constantes de sus obras, pero Ramón Esteve va mucho más allá. Busca y siente la belleza, la inteligencia, sin desdeñar materiales. Una idea que traslada a la gastronomía y a su cocina.
Por Toni Castillo
03 de abril de 2017

La belleza y la inteligencia son sus grandes estímulos. Encuentra en ellos el punto de partida, la inspiración, el detonante. Son la chispa que lo mueve todo siendo, al mismo tiempo y sin incompatibilidades, el fin. La consecución de la armonía, la serenidad y la esencialidad que cada una de sus obras como arquitecto y diseñador desprenden. Esa filosofía que hace únicos sus variados trabajados, convirtiéndolo en uno de los arquitectos y diseñadores españoles más valorados.

Ramón Esteve Cambra (Valencia, 1964) se formó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, por la que es doctor en arquitectura. En 1991, en su ciudad, fundó el estudio que lleva su nombre, en el que desarrolla su actividad desde entonces tanto en el ámbito de la arquitectura como en el del interiorismo, el diseño industrial y la dirección artística.

Se ocupa de obra pública de índole cultural, educativa o sanitaria; edificios privados de uso público, como hoteles, oficinas y restaurantes como el valenciano Bouet, con el que recientemente ha trabajado; viviendas unifamiliares exclusivas, marcadas por el minimalismo y una más que prodigiosa luminosidad; instalaciones de arquitectura efímera y el diseño de carácter industrial, uno de los pilares de Ramón Esteve Estudio de Arquitectura.

Por las particularidades de su oficio, del día a día, Esteve come habitualmente fuera de casa, en restaurantes distendidos, donde la liturgia en torno a la mesa no sea excesiva, reservando los fines de semana para la visita al mercado y el cocinar en casa. Un buen marisco, acompañado de un buen vino, es una fórmula que lleva a cabo con asiduidad aunque, como nos cuenta, las materias primas en la cocina son como los materiales en su profesión: «no hay mejores ni peores, todo depende de cómo y dónde se utilicen». Amén.

¿Cuáles son los tres primeros alimentos que te entran ganas de adquirir cuando sales de compras?

Como buen mediterráneo tengo debilidad por el pescado fresco y la verdura de la huerta. El tomate valenciano con ventresca o las almejas de carril son un buen ejemplo y una auténtica delicia.

¿Cuál es ese restaurante que repetirías sin parar?

Siempre me ha gustado mucho el restaurante Bouet. Ya lo visitaba con frecuencia en su pequeño local del barrio de Ruzafa y ahora que tienen el nuevo espacio, sigo siendo un cliente habitual. Además de la estupenda oferta gastronómica, conozco a César y a Tono desde hace muchos años y hemos trabajado juntos en el diseño de este proyecto. Bouet es un lugar donde suceden cosas, donde disfrutar y ser feliz en torno a una mesa. Un lugar para repetir una y otra vez.

¿Y cuál el que no has ido pero te mueres de ganas por ir?

Tengo muchas ganas de conocer El Celler de Can Roca. El único problema es que, con el éxito que tiene, hay que reservar con mucha antelación y eso a mí me resulta muy complicado.

¿En qué placer culpable te gusta incurrir (de vez en cuando) a la hora de comer?

Un buen cortado, o más de uno. Me encanta el café.

¿Cuál es el mejor mercado para ir de compras gastronómicas?

El Mercado Central de Valencia tiene un producto maravilloso pero yo suelo ir al Mercado de Mossén Sorell, en el barrio de El Carmen. La pescadería y la verdulería siempre tienen una materia prima excepcional.

¿Qué capricho foodie te has dado recientemente o te gustaría darte?

Mi trabajo me obliga a comer y cenar muchas veces fuera. Por eso, los fines de semana aprovecho para ir al mercado y cocinar en casa para mi novia y de vez en cuando para algunos amigos. Algo de marisco y un buen vino es una fórmula infalible.

¿Recuerdas alguna locura que hayas hecho por amor... a la cocina?

Cuando llego a una ciudad y no tengo referencias de buenos restaurantes puedo pasarme horas caminando hasta que la intuición me hace detenerme en alguno. Lo mejor es que no suelo fallar.

¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?

Los ingredientes en la cocina son como los materiales en la arquitectura: no hay mejores ni peores, todo depende de cómo y dónde se utilicen.

Y en los restaurantes, ¿qué aspecto se sobrevalora?

Diría que la formalidad. Cada vez me da más pereza toda la ceremonia que se establece alrededor de la cocina. Me atraen los sitios distendidos, donde puedas incluso cenar en la barra con un buen vino y bocados ligeros.

¿Y cuál se infravalora?

Como arquitecto y diseñador, el espacio en sí me parece un aspecto importantísimo que no siempre se valora lo suficiente. Un ambiente que envuelva a los comensales, una iluminación tranquila e intimista y una buena acústica pueden mejorar mucho la experiencia gastronómica.

¿Tu cocinero/a favorito/a?

En Valencia hay mucho talento. Me encanta la cocina del Komori, la carne del Askua y por supuesto los curris del Bouet.

¿Qué crees que debería ponerse de moda en la cocina?

Aunque en los últimos años han surgido propuestas muy interesantes, diría que la buena cocina debería ir siempre acompañada de una buena arquitectura con un concepto potente detrás.

Si nos invitas a tu casa a cenar, ¿qué nos cocinarías?

Os invitaría mejor a comer para que probaseis un buen arroz al horno.