Las cachimbas en la restauración, un placer más de sobremesa

Una consumidora de shisha en un local de restauración
La sobremesa puede ser parte importante de la experiencia gastronómica. Las popularmente conocidas shishas pueden ser el ingrediente final perfecto para concluir un ágape en compañía.
Por Toni Castillo
14 de enero de 2020

Visitar un restaurante puede ser una experiencia que va mucho más allá de la simple degustación gastronómica. La sobremesa es uno de los pequeños placeres que cualquier gastrónomo puede disfrutar, y no faltan opciones más allá del café y la copa estándar. En este sentido la degustación de tabaco saborizado mediante las popularmente conocidas cachimbas se está convirtiendo en una opción más para el comensal, un ámbito donde se ofrecen numerosas opciones a la hora de escoger una cazoleta de cachimba, líquidos filtrantes para su base y sobre todo tipos de tabaco saborizado. Tradicionalmente ligadas a los establecimientos de ocio de influencia oriental, las shishas tienen recorrido mucho más allá, convirtiéndose en una opción cada vez más demandada en locales de restauración que buscan mejorar su oferta.

El médico honorario del rey de Persia Cyril Elgood sitúa el origen de este instrumento en la corte del emperador mogol Akbar (1542-1605) tras la introducción del tabaco en la India por los misioneros jesuitas. Sin embargo no es la única referencia histórica sobre su aparición, pues ya el poeta persa Ahli Shirazi citaba el uso de la pipa ḡalyān en los tiempos del Sha Tahmasp I, unos pocos años antes. Sin embargo la introducción del tabaco en Persia se data en torno al año 1600, por lo que es lógico pensar que su primera finalidad era el consumo de cannabis y hachís. Sea como fuere, los aun incipientes estudios médicos sobre los efectos nocivos del consumo de tabaco entre la nobleza parecen estar detrás de su invención como forma de purificar el humo, filtrándolo a través de agua. Su creciente popularidad lo convertiría en un símbolo de distinción y estatus entre la nobleza y la burguesía de la zona en esos tiempos.

Hoy en día su uso es común en Oriento Próximo, donde actúa como un elemento socializador más en las reuniones familiares o de amigos donde se compagina con el consumo de café o té. Esa misma funcionalidad se ha exportado a Occidente, donde se han convertido en elementos centrales en las actuales teterías que podemos encontrar en cualquier ciudad. Pero no solo eso, ya que cada vez son más los locales de restauración de todo tipo que habilitan espacios específicos y preparados para el consumo de shishas con tabaco saborizado, quizás motivados por el creciente interés de los más jóvenes, que lo ven como una alternativa más suave y que permite disfrutar mucho más que el tabaco tradicional gracias a los olores y sabores que desprende.

Cuando visitamos un establecimiento que ofrece este tipo de servicios, es importante prestar atención tanto al instrumento como al contenido. En primer lugar cabe prestar atención a la hora de escoger la cazoleta, el recipiente superior generalmente elaborado en cerámica resistente al calor en el que se coloca el tabaco. También hay que prestar atención a la base, el recipiente de vidrio que contiene el líquido filtrante, generalmente agua, aunque muchas veces sustituido por bebidas destiladas que modifican los aromas y sabores. Por último, existen una gran variedad de tabaco saborizado para cachimbas, un tipo de tabaco totalmente distinto del que contienen los cigarrillos y que no es ajeno a las modas y tendencias del mercado.