La palabra lluerna, en catalán, sirve para designar una obertura hecha en un techo o una pared que permite la entrada de luz, es el equivalente al castellano para luciérnaga y es también el nombre de los peces que en la lengua de Cervantes conocemos como bejeles, alfóndigas, perlones o rubios.
Si uno ve la imagen corporativa del restaurante de Santa Coloma de Gramanet que nos ocupa rápidamente apreciará que su nombre viene dado por el animal acuático, pero nosotros preferimos pensar que también, aunque solamente sea en parte, corresponde con la primera acepción. Y es que la cocina de este establecimiento es en gran medida un soplo de aire fresco. Un haz de luz que se cuela en una estancia oscura. Una lluerna que ilumina.

Víctor Quintillà en la cocina y Mar Gómez a cargo de la sala y la bodega han conseguido que un espacio de alta gastronomía situado en al área metropolitana de Barcelona se haya convertido en polo de atracción, con lo complicado que resulta estar tan cerca de una gran ciudad como la condal. Es una circunstancia que influye, que negativamente «marca mucho» como reconocía el chef a los medios de comunicación cuando consiguió la estrella Michelin, pero ahí están los reconocimientos y ahí está su fiel clientela.

Comensales que se acercan al restaurante Lluerna en busca de una cocina de temporada que busca la simpleza y está hecha con amor. Destacar con platos elaborados con grandes productos, caros, difíciles de conseguir y exóticos es relativamente fácil. Pero hacerlo con materia prima cotidiana, muy de casa, muy de la tierra, humilde, que se ha cocinado toda la vida, es mucho más complejo. Pero aquí se consigue. Y de qué forma.
En sus propuestas, naturalmente cambiantes al son de las estaciones y el mercado que abastece su despensa, se exhibe su marcado carácter mediterráneo. Son protagonista de su carta y sus cuatro menús, el de degustación, el vegetal, el de presentación y el homónimo al espacio, platos como el de berenjena ecológica del Maresme con su suflé y piñones, la coca de chicharrones, la oliva gordal rellena de Campari con naranja, el pescado de playa, tallarines de calabacín y botarga, el cordero de leche, ciruelas y pistachos al amontillado o el arroz de gambas de playa.

Todo ello regado con buen vino y cava, porque como decíamos al principio, la bodega es su segundo fuerte. Seleccionada por Mar Gómez, la sumiller, alberga más de un centenar de referencias acomodadas a la cocina del Lluerna.
La enésima demostración de que más allá de las grandes ciudades también hay calidad y buenas mesas. Y además, en este caso, a muy buen precio.
Lluerna
Calle de Rafael de Casanovas, 31 08921 Santa Coloma de Gramenet (Barcelona)
933910820
www.lluernarestaurant.com
De mercado
35€-75€