Si no fuese por guías gastronómicas tan apreciadas como la Michelin, por medios de comunicación especializados como este o por recomendaciones de grandes entendidos, desgraciadamente nos perderíamos demasiados buenos restaurantes de cuantos pueblos encontramos en nuestro territorio. Pero para fortuna de todos existe el insigne prontuario galo, existimos nosotros y existen esos grandes gastrónomos siempre dispuestos a facilitar una dirección desconocida.
Es gracias a esta bendita especie que una casa tan especial y singular como Fonda Sala, localizada en el pequeño pueblo catalán de Olost, fue poco a poco conocida fuera de la comarca de Osona. En ella era un restaurante imprescindible, de los más visitados por sus habitantes especialmente para ocasiones especiales, pero fuera de ella pocos tenían la suerte de saber lo que su chef y máximo responsable, Toni Sala, es capaz de hacer en el día a día y especialmente llegado el otoño.

Curtido durante una dilatada temporada en restaurantes de renombre de Barcelona, el de Olost volvió un buen día a su hogar para abrir junto a Aurora, la otra alma del familiar establecimiento, la Fonda Sala. Fue durante los años ochenta.
En un marco como este, rodeada por bosques, en el centro del pueblo, alejada de toda urbe, la fonda hizo honor a su nombre desde el primer momento con el planteamiento que se esperaría. Hablamos de ofrecer alojamiento, con seis habitaciones dobles, y menú diario especialmente económico basado en cocina casera. Pero a estas virtudes, propias de esta clase de establecimientos, Toni y Aurora le añadieron el restaurante gastronómico y la bodega, con una propuesta gastronómica de alta cocina y una selección de vinos realmente sobresaliente.

En el primer espacio, manda la libertad junto al producto de temporada de la mejor calidad. Su momento culmen llega durante el otoño, cuando es tiempo de setas y caza. Es en esta maravillosa época del año cuando la despensa y las neveras del restaurante se llenan de los mejores hongos del entorno y la mejor carne, así como de trufa negra. Destacan platos como el carré de cordero a las finas hierbas, los pies de cerdo con tomate confitado y alubias, el civet de jabalí o la sobresaliente elaboración de becada.
No obstante, gracias a su ubicación geográfica entre mar y montaña, la Fonda Sala ofrece el resto del año una propuesta gastronómica igualmente interesante en el que carnes porcinas y de vacuno, pescados, embutidos y diversos vegetales sobresalen. Son platos como el steak tartar de ternera con virutas de parmesano, rodaballo salvaje a la donostiarra, sopa de tomate con burrata y aceite de albahaca o arroz caldoso con calamares y gambas.

Y no nos olvidemos de la muy cuidada bodega, el celler en catalán, que cuenta con una amplia representación de los mejores vinos españoles así como con referencias memorables de países como Italia, Francia, Australia o Estados Unidos.
Fonda Sala
Plaza Major, 1708516 Olost (Barcelona)
938880106
www.fondasala.com
Mediterránea
25€-85€