El siglo XVIII se acercaba inexorablemente a su fin cuando el destilador italiano Antonio Benedetto Carpano, en el año 1786, tuvo una idea. Mezclar vino blanco, moscatel del Piamonte y una infusión de más de una treintena de hierbas y especias. Una mezcolanza dulzona y agradable, fácil de beber, que pensó para las mujeres que visitaban los clásicos bares de vinos de la época y no eran especialmente partidarias de los tintos que se servían.
Sin embargo, la bebida que acababa de crear gustó a todos por igual. Tanto, de forma tan exagerada, que la pequeña tienda en la que vendía los licores que destilaba tuvo que permanecer abierta las veinticuatro horas del día durante una buena temporada para satisfacer la demanda. Con una simple idea nacía el vermut moderno, una bebida que puede remontar sus orígenes varios siglos atrás en el tiempo pero que encuentra su principio contemporáneo en esta referencia. El vermut Carpano Antica Formula, el vermut entre los vermuts, que a día de hoy todavía es una realidad.
Su producción se reduce a unas limitadas partidas al año, elaboradas según las técnicas tradicionales que han conseguido conservarse a lo largo de más de dos siglos. El sabor que resulta, dicen muchos entendidos, es el del aperitivo perfecto. El ideal. El que plena de significado la palabra. Un paladar delicioso, con un bouquet de vainilla combinado con notas especiadas, frutos secos, anís estrellado, corteza de naranja y dátiles.
Envasado en una botella prácticamente idéntica a las primeras que tuvo la referencia, de vidrio soplado, con una etiqueta también idéntica a la de 1786, el vermouth Carpano Antica Formula es además de una magnífica bebida para disfrutar en solitario, una más que excelente base para numerosos cócteles como los notables Negroni o Americano. Un clásico que no pasa de moda.
