Patatas fritas Corominas, un gran símbolo badalonés

Una bolsa de patatas fritas Corominas
Fotografía cortesía de Patates fregides Corominas
Corominas son las patatas fritas por excelencia de Badalona, pueblos cercanos y buena parte de Barcelona. Un exquisito aperitivo hecho por la misma familia desde hace más de setenta y cinco años, al estilo artesanal y sin más aditivos que la sal.
Por Toni Castillo
14 de noviembre de 2016

Si uno se acerca a Barcelona en busca de buenas patatas fritas de bolsa, es del todo probable que le ofrezcan unas Corominas. Y si busca en Badalona, la tercera ciudad catalana por habitantes, situada muy cerca de la capital, seguramente no haga falta ni preguntar. El exquisito aperitivo elaborado por Patates fregides Corominas es uno de sus emblemas junto al Anís del Mono y el Joventut, el equipo de baloncesto de la localidad.

La historia de esta empresa que nunca ha dejado de ser familiar se remonta más de setenta y cinco años atrás en el tiempo, cuando fue fundada por Estanislao Sió como Patates Sió. Aquel hombre, tras comprar ciertas herramientas a un italiano, comenzó con la producción de patatas fritas y poco a poco fue ganando notoriedad gracias a la buena calidad de su materia prima y su certera elaboración.

El éxito del negocio y una creciente demanda, hicieron que con los años la simple churrería se convirtiese en una pequeña industria del frito y su familia más directa terminase implicada. Así fue como la empresa pasó a tres sobrinos de apellido Corominas, que cambiarían de nombre la empresa, y de estos al hijo de uno, Joan Corominas, quien con otro familiar, Josep García, comandan en la actualidad la empresa.

Freidora de Patates fregides CorominasFotografía cortesía de Patates fregides Corominas

El secreto que guardan sus patatas fritas para ser tan apreciadas no entraña ningún gran misterio: la clave está en elaborarlas como uno mismo las haría en su propia casa. Porque ellos, que cada año adquieren quinientas toneladas de materia prima para llevar a cabo su producción, simplemente pelan las patatas, las lavan y las disponen para ser fritas en aceite de buena calidad. Ha evolucionado la maquinaria, sí, el proceso está en gran medida automatizado, también, pero el sistema artesanal perdura, así como el empleo de productos completamente naturales y la ausencia de aditivos y añadidos más allá de la sal.

Esta filosofía productiva, junto con una distribución a pequeña escala a través de su propia tienda, pequeños ultramarinos, bares y restaurantes de Badalona, pueblos de alrededor y parte de Barcelona, han convertido a las patatas fritas Corominas en una deliciosa exquisitez que hay que ir a buscar.