Mientras exista el frío, existirá Oxley. Esta ginebra inglesa se pensó hace unos años como un destilado innovador y sumamente especial, siendo tildado del gin más exclusivo del mundo. La grandilocuencia de esta afirmación encuentra su origen en la renuncia a los métodos de destilación típicos a los que nos tienen acostumbrados el resto de marcas. Se dejan a un lado fuentes de calor y el típico alambique soltando vapor de agua para llevar a cabo una innovadora destilación en frío.
El proceso mediante el que se produce esta ginebra, que no renuncia a lo artesanal pese a su innovación, necesita una temperatura de unos cinco grados bajo cero. Es esta la cifra que necesitan para infundir al espíritu base los aromas y el sabor de los catorce botánicos que forman su receta, el modo que asegura preservarlo hasta finalizar el proceso y llevarse a cabo el embotellado de la bebida.
Llegar a este método productivo para Oxley llevó más de ocho años de ensayo. Prueba y error, una y otra vez, hasta dar exactamente con el espirituoso que deseaban. Hecho alcanzado en 2009, en Thames Distillers, en la misma ciudad de Londres. La ginebra gracias a esta destilación en frío conseguía mantener las cualidades organolépticas de sus diferentes botánicos al mismo tiempo que ensalzar la frescura, gracias sobre todo a los cítricos que la componen. Pese a todo, como decíamos, el proceso continúa siendo artesanal y la producción, por ende, es limitada. De ahí también su exclusividad.
Con todo este trabajo se consigue una ginebra cristalina y limpia de intenso sabor, un frescor sorprendente y aromas tremendamente especiales, diferenciadores sin duda alguna. Oxley, herbácea y cítrica, con presencia de especias, se recomienda tomar en combinados como el Dry Martini, en los que se disfrutará en plenitud.