Cuando un buen producto viene avalado por una gran historia, este producto se convierte en doblemente bueno. Y es que tradición y madurez son valores seguros en gastronomía, valores que acreditan un saber hacer que ha perdurado a lo largo del tiempo y ha podido llegar a nuestros días, como los foie grass de Edouard Artzner.
Estrasburgo, 1803. Llega a la ciudad Philippe-Edouard Artzner, un joven cocinero y pastelero de profesión que revolucionará el hasta entonces pequeño sector local del foie gras, compuesto hasta la fecha por dos productores. Recetas sabrosísimas y procesos de elaboración novedosos consiguieron perpetuar a la familia Artzner en el complejo arte gastronómico del foie y sus productos derivados hasta hoy.
Foie gras entero, fresco, en semi-conserva o conserva, patés, blocs y otros derivados del pato y la oca son las especialidades de Edouard Artzner, con tienda en la propia ciudad de Estrasburgo y distribución en multitud de puntos gourmet de Francia y el resto del mundo.
Para muestra, un botón: el foie gras de oca trufado. Apostando por la oca y la trufa como manda la tradición alsaciana, este foie se elabora siendo sometido a un proceso de cocinado al vacío, garante de las más altas cuotas de conservación de aromas y sabores de esta delicatessen.
Déjate cautivar por esta exquisita especialidad francesa degustándola cortando una fina lámina y depositándola sobre una rebanada de un pan rústico ligeramente tostado. Y para acompañar, un vino a la altura de tal foie, porque los buenos productos no necesitan de séquito.