El ácido fólico, también conocido como vitamina B9, es una sustancia imprescindible para la formación de determinas proteínas y de la hemoglobina que se encuentra de una forma significativa en estos alimentos:
- Espinacas.
- Brócoli.
- Coles de Bruselas.
- Acelgas.
- Espárragos verdes.
- Levadura de cerveza.
- Alga agar desecada.
- Germen de trigo.
- Kale.
- Coliflor.
- Hígado de vaca.
- Lentejas.
- Garbanzos.
- Maní.
- Semillas de girasol.
- Naranja.
- Limón
- Avellanas.
- Huevo.
- Almendras.
- Aguacate.
- Endivias.
- Boniatos.
- Zanahorias.
- Melón.
- Mango.
- Arándanos.
- Kiwi.
- Soja.
- Hígado de pollo.
- Judías.
- Berros.
- Cereales integrales.
La importancia de esta vitamina, que es más conocida simplemente como ácido fólico, radica en su papel imprescindible a la hora de la formación de las llamadas proteínas estructurales y de la hemoglobina, parte de la sangre. La insuficiencia de esta sustancia obedece, como en tantas otras insuficiencias, a una mala alimentación. Su falta puede impedir un correcto crecimiento celular, la regeneración de partes de nuestro organismo y puede propiciar junto a otros factores una anemia.
Pero si por algo es especialmente conocido el ácido fólico, y por eso es tan importante conocer qué alimentos lo contienen en un alto grado, es por lo necesario que resulta para las mujeres embarazadas y el correcto desarrollo fetal. Tener un déficit de esta vitamina durante el embarazo podría tener efectos negativos y de gravedad en el desarrollo del cerebro de los fetos, previniendo también malformaciones.