El aparato digestivo, como su propio nombre indica, se encarga de digerir los alimentos de manera que el cuerpo se enriquezca con sus nutrientes, los utilice para la reparación de los tejidos y los transforme en energía. Lejos de lo que podamos pensar, tan pronto la comida llega a nuestra boca se inicia el proceso de la digestión, es decir, mucho antes de que los alimentos lleguen al estómago.
En ocasiones por determinados factores podemos sufrir de gases, pesadez de estómago, acidez e incluso nauseas, cuyos síntomas son un reflejo de que nuestro sistema digestivo no está funcionando correctamente. Aunque la mayoría de las veces suele achacarse a un atracón de comida, hay que tener en cuenta una serie de aspectos que pueden provocar una mala digestión, como comer deprisa o de forma desequilibrada.

Así como las infusiones de hierbas pueden aliviar notablemente los síntomas mencionados anteriormente, elementos como la fibra que contienen determinados alimentos resultan esenciales para una buena salud digestiva en términos generales, ya que facilita el tránsito intestinal. Afortunadamente, más allá de la fibra o las infusiones hay toda una gama de alimentos que pueden ayudar a hacer bien la digestión.
Manzana
Además de su riqueza en nutrientes, la pectina que contiene la manzana es una fibra natural concentrada en la piel de la fruta que produce una serie de bacterias beneficiosas que actúan como reguladoras del tránsito intestinal, favoreciendo el proceso de la digestión y ayudando a mantener la salud del sistema digestivo.
Piña
Esta fruta tropical, independientemente de ser diurética y estar repleta de vitaminas, gracias a su contenido en bromelina (una enzima digestiva con un poderoso efecto antiinflamatorio y antibacteriano) resulta un alimento idóneo para la indigestión y las afecciones gastrointestinales. Esta enzima actúa descomponiendo todos los nutrientes presentes en la proteína favoreciendo así el proceso digestivo.
Frutos rojos

Más conocidos por su poder antioxidante y vitamínico, los frutos rojos como las cerezas, las fresas, las frambuesas, las moras o los arándanos contienen a su vez fibra, que colabora con la regulación del proceso digestivo evitando el estreñimiento. Además las que tienen un mayor contenido en vitamina C favorecen la liberación de enzimas que promueven una buena digestión.
Yogur
Es uno de los alimentos más favorecedores para el proceso de la digestión debido a su contenido en probióticos que mejoran el sistema inmune, protegen la flora intestinal y promueven una buena salud digestiva. Del mismo modo, el yogur favorece el tránsito intestinal.
Verduras de hoja verde
Vegetales de hoja verde como las acelgas, los berros, las espinacas, los canónigos o la rúcula, son una excelente fuente de fibra, un elemento imprescindible para la regeneración de la flora intestinal y el buen funcionamiento del sistema digestivo. Con ello se mejora el proceso de la digestión y se previenen molestias como el estreñimiento.
Col fermentada
Al ser un alimento que ha pasado por un proceso de fermentación, contiene probióticos, unas bacterias sumamente beneficiosas que actúan como barrera protectora frente a bacterias y toxinas, cuidando la microbiota intestinal. Además la col fermentada contiene enzimas que descomponen los nutrientes haciéndolos fácilmente digeribles.
Espárragos
Con un gran efecto depurativo, los espárragos son considerados un diurético natural. Gracias a su alto contenido en fibra actúan como un excelente regulador de las funciones del tránsito intestinal, e independientemente de ello, contienen inulina, una fuente de probióticos que favorecen el mantenimiento de la flora intestinal.
Alcachofa

Al igual que los espárragos, la alcachofa contiene inulina así como cinarina, ambas sustancias se encuentran en sus hojas y se encargan de facilitar la digestión evitando molestias como los gases o la hinchazón. También gracias a su poder diurético favorece la eliminación de líquidos y toxinas.
Jengibre
Tomado en infusión se duplican sus propiedades como remedio para prevenir problemas en el sistema digestivo. El jengibre favorece la absorción de nutrientes en el organismo, actúa como un antiinflamatorio natural, y además puede ayudar a combatir el dolor abdominal y la reducción de gases intestinales.
Avena

Gracias a su contenido en fibra, la avena supone un excelente alimento para mantener la buena salud de la flora intestinal, ya que actúa como elemento regulador del sistema. Igualmente, al contener mucílagos, suaviza la mucosa del estómago y gracias a ello se digieren mejor los alimentos, regulando nuestro sistema digestivo.
Aceite de oliva
El ácido oleico presente en el aceite de oliva presenta propiedades antiinflamatorias, y tiene la capacidad de reducir la acidez gástrica y favorecer la absorción de nutrientes. El aceite de oliva forma además una capa protectora que recubre las paredes del estómago ayudando a prevenir la formación de úlceras.
Consejos y hábitos para mejorar la digestión
Al margen de la importancia de seguir una dieta equilibrada que incluya los alimentos citados anteriormente para contribuir con el proceso digestivo, hay muchos otros factores determinantes para hacer bien la digestión.
Beber agua antes y después de las comidas
Los expertos recomiendan beber un vaso de agua antes de comer para que el agua ingerida no entre en conflicto con el proceso de digestión. Por ello, después de haber comido, lo más recomendable es esperar al menos 30 minutos para volver a tomar agua.
Comer con tranquilidad
Ingerir los alimentos a un ritmo lento así como masticar bien cada porción favorece el proceso digestivo, aumenta la sensación de saciedad y evita el malestar intestinal. Lo idóneo es alargar las comidas hasta 20 minutos para que el cuerpo procese de forma adecuada todos los nutrientes.
Hacer una buena selección de alimentos

Será fundamental eliminar de la dieta alimentos procesados, azúcares refinados, grasas, salsas, frituras y condimentos picantes. Así mismo sería conveniente reducir el consumo de sal y de carnes rojas, eligiendo más alimentos vegetales crudos y cocinados, así como proteínas de origen vegetal y animal, como carnes blancas y pescados.
Tomar demasiados medicamentos
El abuso de medicamentos como antibióticos o antiinflamatorios puede suponer un problema para realizar correctamente la digestión, ya que pueden destruir las bacterias beneficiosas de nuestro sistema digestivo, así como afectar a la actividad nerviosa y muscular del colon.
Eliminar tabaco y alcohol

El consumo de ambas sustancias promueve la irritación e inflamación intestinal, así como la destrucción de las mucosas que protegen el estómago, provocando malestar estomacal y problemas digestivos.
Practicar actividad física moderada
Una simple caminata puede reportar innumerables beneficios a nuestra salud, incluyendo la de nuestro sistema digestivo. El mejor momento para hacer deporte si no queremos intervenir en el proceso de la digestión sería dos horas antes, o dos horas después de la comida.
Evitar temperaturas frías
En el momento de la digestión, nuestro sistema circulatorio trabaja intensamente repartiendo calor de forma regular por todos los órganos del cuerpo, por ello tenemos esa sensación de cansancio y frío después de comer. Por tanto, someter al cuerpo a temperaturas frías durante la digestión puede provocar malestar generalizado.
Cenar temprano
Además de ayudarnos a controlar nuestro peso y mejorar la calidad del sueño, cenar temprano hace que nuestro metabolismo procese mejor las calorías ingeridas evitando que se depositen en forma de grasa y favoreciendo el proceso digestivo.