El genio Salvador Dalí y Gala, su esposa y musa, organizaban cenas que se ganaron a pulso el adjetivo de legendarias. Imprimiendo el surrealista sello del artista, en ellas se servían platos alocados, absolutamente sorprendentes, en los que la comida tomaba formas que nadie más que él podría haber imaginado.
Eran el enésimo sueño cumplido de alguien que desde corta edad quiso llevar sobre su cabeza uno de esos sombreros de cocinero distinguido. Una forma de expresión más de un virtuoso contemporáneo. La forma que tenía el maestro de Figueres de honrar a los más variopintos comensales, habitualmente invitados a lucir atuendos que poco tenían que ver con una cena de gala.

Los ágapes servidos en aquellas excéntricas cenas, por suerte para la historia del arte y la gastronomía, quedaron parcialmente plasmados en un libro a caballo entre recetario y obra artística que se publicó en 1973 y llevaba por título Les dîners de Gala. Un volumen que más de cuarenta años después de su alumbramiento se vuelve a publicar de la mano de la famosa editorial Taschen.
Arte y recetas a partes iguales 'made in' Salvador Dalí
Las páginas de este libro esconden más de ciento treinta recetas repartidas a lo largo de doce capítulos en los que Dalí dejó su inimitable impronta, tanto en la preparación y composición de los platos, como en las ilustraciones que hace de ellos. A cada cual más surrealista, como no podía ser de otro modo, con una sección especial dedicada a los platos afrodisíacos y varias reflexiones de su puño y letra. «La mandíbula es nuestra mejor herramienta para aferrarnos al conocimiento filosófico», dice en una de ellas.

Estos valiosos paso a paso, lejos de ser una quimera, pueden prepararse en casa en la mayoría de los casos siempre que se disponga de buena mano en cocina y la despensa esté bien nutrida. Porque son platos imaginativos, exóticos y sensuales, pero beben de la vieja escuela. Por eso no faltan versiones y reinterpretaciones de algunos de los mejores restaurantes de la época, franceses, como Lasserre, Le Train Bleu o La Tour d'Argent.
Preparaciones como la anguila envuelta en tocino dentro de un pez, el pastel de puerro que parece una palmera como un oasis en el desierto o el arbusto de cangrejos en hierbas vikingas vienen precedidos de una advertencia del propio Dalí: «Si eres discípulo de uno de esos contadores de calorías que convierten las alegrías de comer en una forma de castigo, cierra este libro de inmediato, es demasiado animado, demasiado agresivo y demasiado impertinente para ti».