Hasta la década de los setenta, el de San Ildefonso fue el mercado de abastos que proveyó al madrileño barrio de Maravillas de frutas, verduras, carne y pescado. Un mercado construido en 1835, el primero cubierto de la capital, que aguantó estoicamente el paso del tiempo hasta ser uno de los últimos de su clase en desaparecer, convirtiendo su solar en la actual plaza del mismo nombre.
Pese a todo, el mercado y el santo que le daba nombre no quedaron en el olvido. Y volvieron con más fuerza que nunca. Cuatro décadas más tarde de su desaparición, en pleno siglo XXI, el Mercado de San Ildefonso renacía para satisfacer las necesidades de los madrileños de hoy. Para ser, de nuevo, fiel a los tiempos en los que vive.

De la castiza plazuela, viajó hasta la esquina de la cercana calle Fuencarral con Santa Bárbara. De ser de abastos, como siempre los habíamos conocido, se erigió como un gastronómico nada al uso. Porque siendo pionero, como lo fue su antecesor, se convirtió con su apertura en el primer street food market que ha visto España.
Su apuesta, dos años después de su fulgurante estreno, se encuentra plenamente consolidada en el centro de la ciudad y en el conjunto de Madrid. En sus más de setecientos metros cuadrados distribuidos a lo largo de tres plantas, sus tres barras de servicio, sus dos terrazas y sus diecisiete puestos de comida, la apuesta por una oferta gastronómica variada, auténtica, singular y de calidad, para todos los gustos y todos los bolsillos, se ve ratificada.

Desde las pizzas artesanales de Francesco's o los tacos genuinamente mexicanos de Mi Taco by Las Mañanitas, hasta el ceviche peruano de Cevicheando o las incontables maneras de cocinar y servir un huevo de la Granja Malasaña. De las frituras de pescado y pollo de Chao Pescao o las sorprendentes tapas de DP Tapas, a las exquisitas carnes de Bovinus o las croquetas más apetitosas de Boqueat. Del mejor jamón al corte de Arturo Sánchez o las variadas brochetas de La Brochette, a los gozosos cafés y crepés de Cultura Cafés o las hamburguesas de buey y vacuno con panes caseros de más de una decena de variedades de Gancho y Directo.

Rica y sabrosa oferta culinaria regada, desde las barras, con no pocas cervezas de barril, grandes referencias de vinos tanto nacionales como internacionales y, por supuesto, cócteles y alcoholes para terminar por todo lo alto. De autor, clásicos o vanguardistas, junto a champanes franceses y cava nacional.
El Mercado de San Ildefonso es una muestra palpable de cómo debe ser el perfecto mercado gastronómico. De cómo la apuesta debe ser sincera, alejada de lo superfluo y accesible a todos.