El primer sábado de cada mes es día de mercado en la Casa de Campo de Madrid. La Cámara Agraria de la Comunidad de Madrid organiza en el recinto ferial del mayor parque público de la capital un mercadillo al aire libre en el que el gran protagonista es el producto más fresco de la región, pero no solo. Porque en esta cita ineludible para los paladares ávidos de sabores locales tiene cabida tanto la amplia oferta agroalimentaria de la comunidad como un sinfín de actividades complementarias.
La iniciativa nació hace más de seis años, a punto de empezar el verano de 2011, con un firme propósito: «poner de manifiesto que Madrid también es campo, que los alimentos que aquí producimos son de una categoría excepcional y que calidad y precio no están reñidos cuando es el propio productor quien trata con el consumidor». Desde entonces, el proyecto no ha dejado de acercar los huertos a la ciudad.

Son más de sesenta expositores los que presentan mensualmente a los habitantes de Madrid y a todos aquellos visitantes que deseen acercarse una amplia muestra de los buenos productos que se cultivan y elaboran en la geografía madrileña.
Verduras y hortalizas llegadas desde localidades como San Martín de la Vega, Aranjuez o Villaconejos. Carnes de vacuno de la Sierra de Guadarrama, que cuentan con una indicación geográfica protegida. Aceite de oliva, aceitunas de mesa y quesos de poblaciones como Campo Real. Huevos camperos como los de Tielmes, de gallinas alimentadas a base de cereales. Así como productos llamativos, como algunas de las muchas cervezas artesanas madrileñas e incluso hidromiel.

Paralelamente a los puestos habituales que cada primer sábado de mes llegan a la Casa de Campo, cada uno de los días de mercado se dedica a un producto, un plato o una actividad, dependiendo de la temporada en la que nos encontremos. La vuelta de la Navidad supuso, por ejemplo, convertir en leitmotiv del evento el cocido madrileño y los ingredientes que acompañan al plato típico. En septiembre, dejando atrás poco a poco el verano, el parque público se convierte en un espacio en el que el melón manda. Y un sábado cualquiera —primero de mes, por supuesto—la cita alimentaria puede transformarse en un muestrario del buen hacer de las ganaderías de la comunidad. Siempre con talleres, recetas en directo y acciones de divulgación para toda la familia.