Armañac es el nombre que recibe en castellano un brandy, el armagnac, producido en la región francesa que le da nombre y que iguala o supera una tasa alcohólica del 40 %. Es el resultado de la destilación de vino blanco seco, elaborado con cuatro cepas diferentes, en los departamentos de Lot y Garona, del Gers y las Landas. El elaborado en esos territorios es el único con denominación de origen, la appellation d’origine controlée régionale « Armagnac ».
Breve historia sobre los orígenes del armañac
Pariente próximo del coñac, aunque poco comparable en términos generales, viene produciéndose desde la Edad Media, comenzó su producción en serie allá por el siglo XVIII y alcanzó la cumbre de su popularidad en el XIX.
Se cree que comenzaron a elaborarse gracias a la herencia musulmana de la destilación mediante alambiques, que terminó siendo adoptada por religiosos cristianos, y la costumbre de destilar el vino para abaratar su transporte persiguiendo una pretendida concentración del mismo.
Las distinciones geográficas y su denominación de origen
Pese a que como decíamos antes el armañac cuenta con su propia denominación de origen, la appellation d’origine controlée régionale « Armagnac », circunscrita a las regiones de Lot y Garona, del Gers y las Landas, hay más distinciones según el tipo de suelo y la producción llevada a cabo.

Así, dentro de la denominación encontramos los Bas-Armagnac, que identifica a los que se elaboran con uvas nacidas en tierras arenosas. Esta característica del terreno otorga a las vides, y en última instancia a los armagnacs, una organoléptica destacadamente afrutada, compleja y elegante. Se elabora en una decena de poblaciones.
Un segundo tipo es el Armagnac-Ténarèze, esta vez nacido en suelos arcilloso-calcáreos cerca de la localidad de Condom. Son armañacs más fuertes, mejor predispuestos al envejecimiento y, sobre todo, sumamente intensos.
Por último encontramos los Haut-Armagnac, armañacs cuyo método de producción es confidencial y, por tanto, apenas son conocidos detalles sobre su elaboración.
Las famosas cuatro cepas del armañac
Tal y como comentábamos al principio, el armañac únicamente puede elaborarse a partir de cuatro tipos de cepas, pero en realidad las permitidas son diez. Según los requisitos para obtener la denominación protegida, son la baco blanc B, la blanc dame B, la colombard B, la folle-blanche B, la graisse B, la jurançon blanc B, la mauzac B, la mauzac rose Rs, la meslier Saint-François B y la ugni blanc B5.
La razón por la que suele decirse que son cuatro y no diez tiene que ver con la representatividad de cada una sobre el terreno, y es que únicamente la ugni blanc B5, la baco blanc B, la colombard B y la folle-blanche B disponen de una superficie de cultivo reseñable.

Así, la primera de ellas, conocida como la Saint-Emilion o Trebianno, transmite a los armañacs una notable acidez; la segunda, híbrido de la folle-blanche y la noah americana, transmite frutosidad; la tercera consigue aromas florales y, la última, logra excelentes aguardientes.
Así se hace un armañac
El armañac es antes que armañac vino blanco y, por tanto, el proceso de elaboración comienza con la vendimia de las uvas, el prensado y la fermentación del mosto resultante hasta convertirlo en el caldo de una añada adecuado para el siguiente paso.
Hecho vino blanco seco el mosto de las uvas ugni blanc, baco blanc, colombard y folle-blanche, comienza la destilación continua en alambiques verticales —el coñac, por ejemplo, se elabora mediante doble destilación no continua—. ¿El resultado? Un licor previo al armañac con un volumen de alcohol entre el 52 y el 72 %.
Finalmente llega el momento del envejecimiento, cumbre de todo el proceso, en el que la bebida recibirá de la madera de las barricas de roble francés, generalmente del cercano bosque de Monzelun, todos los matices que lo convierten en el apreciado elixir que es.
En una primera fase pasan por toneles nuevos, en los que la alta concentración de alcohol baja sensiblemente hasta alcanzar la que ronda el 40 %, suavizándose el aguardiente. La segunda parte del proceso es la que traslada el caldo a barricas viejas, usadas para otros armañacs y aguardientes con anterioridad, en las que logran la organoléptica que finalmente poseerán.
La calidad máxima se alcanzará, de media, entre los 18 y los 30 años de edad del armañac.