Alba García Aguado es una barcelonesa de veintitantos, publicista de profesión y cocinillas y fotógrafa de corazón. Sus dos grandes pasiones, la cocina y la fotografía, las vuelca en su blog She Shakes, www.sheshakes.com, y en su perfil de Instagram, @she_shakes, donde todo aquello que come o cocina tiene cabida. Y es que la cocina es para ella una forma de desconexión de las preocupaciones y conexión con las personas: "Para mí la cocina es una forma de desconexión. Cocinar me relaja mucho. También es una forma de conexión con los demás. Hay algo bonito en cocinar para otras personas y ver cómo disfrutan con lo que has preparado". Pero si en una cena-fiesta con personajes como Bob Dylan, Martin Scorsese o Juan José Millás cocinaría, Alba en otras ocasiones no dudaría ni duda en darse una vuelta por cualquier lugar del mundo y en espacial de su ciudad, Barcelona, y conocer nuevos sitios que recomendar a todo aquel que se encuentre. Así pues, pidamos unas patatas fritas del londinense Shake Shack, pongamos sobre la mesa unas aceitunas del Tickets y con buen vino y buen pan mientras escuchamos Alt-J de fondo disfrutemos de una suculenta cena y una más deliciosa entrevista.
¿Qué ingrediente te define?
El azúcar.
¿Qué podemos encontrar en tu despensa?
Nunca puede faltar el muesli.
¿Y en la nevera?
Calabacines y huevos.
¿Cuál es tu playlist para una comida con amigos?
Alt-J de fondo.
¿Y la canción para el fin de fiesta?
September, de Eart, Wine & Fire. Final feliz asegurado.
¿Qué distingue a un buen anfitrión?
Los detalles. Un buen anfitrión debe saber que un buen pan es tan importante como un buen vino. Y, por supuesto, un buen anfitrión es atento y sabe ver qué quieren sus invitados.
¿Qué significa para ti la cocina?
Para mí la cocina es una forma de desconexión. Cocinar me relaja mucho. También es una forma de conexión con los demás. Hay algo bonito en cocinar para otras personas y ver cómo disfrutan con lo que has preparado.
¿Un placer (in) confesable?
Los bocadillos de jamón serrano. Podría alimentarme sólo a base de eso.
¿Una ciudad gastronómica?
Nueva York. Tiene todos los tipos de cocina que te puedas imaginar. Hay sitios increíbles en cada esquina. Podrías ir a un restaurante diferente cada noche y no te los acabarías nunca.
¿Un rincón gastro para desconectar?
Nakashita, en el Born. Pequeño y tranquilo. Su Sweet Maki de foie es espectacular.
¿Un aroma?
El olor a pan recién hecho.
¿Un capricho reciente?
Las patatas fritas del Shake & Shack, en Londres.
¿Una locura gastronómica?
Cenar en el Tickets. ¡Esas olivas! No se pueden explicar con palabras.
¿Una bebida?
La limonada casera.
¿Qué llevas cuando te invitan?
Postre o vino.
¿El look perfecto para salir a cenar?
Una blusa bonita siempre es una buena elección.
¿A qué cinco personajes vivos o muertos invitarías a tu cena-fiesta?
Sin duda alguna, Bob Dylan tendría un sitio de honor. Invitaría también a Justin Vernon (Bon Iver), Martin Scorsese, a Juan José Millás y a Caleb Followill (Kings of Leon).
Para esta cena-fiesta, ¿cocinarías o encargarías la comida?
Cocinaría, por supuesto. Sería una cena preparada a conciencia, para que todos quedaran encantados y quisieran volver otro día.
¿Cuál sería tu última cena?
Supongo que sería una cena (muy, muy lejana) con toda la gente a la que quiero. Mi madre cocinaría un asado de ternera con muchas guarniciones y habría grandes cantidades de vino blanco y un buen postre.
¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?
El chorizo.
¿Tu noche favorita de la semana?
La del viernes, cuando todavía queda todo el fin de semana por delante.
Cuando entras en un restaurante, ¿en qué te fijas primero?
En la decoración y en si está lleno.
¿Tu último descubrimiento gourmet? Restaurante, café, bar...
La cuina d’en Garriga, un restaurante-boutique en calle Valencia.