Los chicos de Zeta lo han vuelto a hacer lanzando una nueva cerveza al mercado capaz de satisfacer los paladares más exigentes. Como ya os hemos contado en más de una ocasión, Manuel, Carlos y Guillermo llevan ya casi cuatro años fabricando algunas de las mejores cervezas craft, no solo de la Comunidad Valenciana, sino también de España, desde su pequeña pero moderna fábrica ubicada en Alboraya, entre huertos de naranjos y campos de chufa que dan lugar a algunos de los alimentos valencianos más característicos.
Ya tienen en su haber más de una docena de referencias de la más alta calidad. Estas incluyen cuatro variedades fijas, varias cervezas estacionales más apropiadas para según qué época del año, y ahora una serie de pequeñas tiradas experimentales. Ese es el caso de esta Malabrocca recientemente presentada en Valencia en colaboración con la empresa cervecera valenciana Bierwinkel que, para la ocasión, prestó dos de sus locales más emblemáticos como son Las Cervezas del Mercado ubicadas en el Mercado Central y el Mercado de Colón de la capital del Turia.
Y de colaboraciones va la cosa porque esta nueva Malabrocca es el resultado de la cooperación entre Zeta y una de las cervecerías artesanales madrileñas más emblemáticas, El Pedal, uno de los primeros locales que apostaron por las creaciones de los de Alboraya cuando estos comenzaron a dar sus primeros pasos en la escena del craft beer. Eso era allá por 2013, cuando los tres ex estudiantes de la Universidad Politécnica de Valencia intentaban difundir sus primeras recetas entre un público ávido por probar nuevos sabores y aromas.

Ahora, cuatro años después, ha sido Zeta la que ha invitado a los responsables de la cervecería sita en Lavapiés, también metidos en el mundo de la elaboración a través de su proyecto Cerveza Sin Frenos, a visitar tierras valencianas para fabricar una cerveza colaborativa dentro de su línea Brewing With Bros Series.
Malabrocca, cerveza APA nacida de la colaboración entre Zeta y El Pedal
Y de esa colaboración nace Malabrocca, una cerveza típicamente británica de estilo pale ale, pero elaborada con una carga importante de lúpulos americanos, por lo que lo más correcto sería categorizarla como una APA. Los lúpulos en cuestión son los archiconocidos Cascade, añadido durante la cocción para dar sabor y amargor, y Mosaic, usado en dry hopping durante la fase de maduración para aportar aroma. Tampoco debemos olvidarnos de una ligera base de Perle que también contribuye al amargor de la cerveza que se cifra en 50 IBUs. Una cifra nada despreciable que hace que esta cerveza camine sobre la fina línea que separa las American Pale Ale de las India Pale Ale.
Pero lúpulos aparte, lo que define a esta cerveza es sin duda la malta escogida para su elaboración, la más clásica y popular entre las pale ales británicas: la Maris Otter, que logra aportar su inigualable intensidad de sabor y sensación en boca, con tonos a cereal, nuez y galleta, y que contribuye a que la cerveza sea menos turbia gracias a su bajo contenido proteínico y de nitrógeno. El resultado es una cerveza rubia algo frutal y cítrica, de alta fermentación y baja carbonatación, con una graduación alcohólica del 5,7%, muy fácil de beber y refrescante, y concebida como una típica cerveza inglesa para tomar a pintas en la barra de cualquier pub londinense que se precie.

Y para los que os estabais preguntando por la elección de un nombre tan peculiar, éste se inspira en el universo de las dos ruedas, rindiendo tributo a uno de los primeros grandes mitos del ciclismo: Luigi Malabrocca. Pero no os penséis que se trataba de un ciclista con un extenso palmarés. Todo lo contrario, fue un corredor entusiasta de la década de los 40, sin ninguna gran victoria, que alcanzó la fama gracias a sus enconadas luchas por la maglia nera del Giro de Italia, que le acreditaba como el último clasificado de la vuelta italiana.
En un intento por avivar el interés por la carrera en la época de la posguerra, los organizadores decidieron premiar económicamente al mallot negro del Giro, y fue entonces cuando surgió la picardía y las triquiñuelas de El Chino, como le apodaban por sus ojos rasgados, para asegurarse el galardón. Simular problemas mecánicos, esconderse en graneros o simplemente refugiarse en alguna taberna eran las tretas más habituales de Luigi que siempre se las ingeniaba para llegar el último pero nunca fuera de control.
De este modo, Zeta quiere rendir homenaje a este mítico deportista, haciendo un símil con su situación en el mundo cervecero donde luchan por hacerse con las migajas que le dejan los grandes campeones, aunque en este sentido hay que decir que los chicos de Alboraya pecan de excesiva humildad pues ya se encuentran en el grupo de elegidos que siempre logran coronar el Mortirolo en cabeza de carrera.