Los aficionados al deporte, y al rugby especialmente, conocerán de sobra el concepto de tercer tiempo. Se llama así al momento post-partido en el que los miembros de ambos equipos rivales se reúnen para charlar amistosamente, tomar algo y compartir anécdotas de profesión. Los que eran oponentes sobre el campo se convierten en compañeros y la rivalidad deja paso a la camaradería, ensalzando el espíritu deportivo y el fair play, y dejando atrás cualquier rencilla que hubiera podido surgir durante el enfrentamiento.
Como os podéis imaginar, la cerveza juega un papel muy importante en esta tradición deportiva en la que los jugadores de uno y otro bando acaban confraternizando y compartiendo unos cuantos litros de birra, por lo menos a nivel amateur. Por ello, el tercer tiempo resulta ideal para dar nombre a una marca de cerveza como así han hecho Andrea Dattola y Loira Catalano, una joven pareja de italianos afincados en la provincia de Valencia que se han inspirado en este momento para bautizar su firma.
Todo comenzó en el año 2000, cuando Loira le regaló a su marido su primer kit de elaboración de cerveza casera. Andrea comenzó a experimentar con la fabricación doméstica y aunque sus primeros resultados eran cervezas perfectamente bebibles, este tipo de kit deja poco margen a la improvisación y la innovación, pues suelen incluir recetas muy pautadas, lo que no acababa de satisfacer del todo su curiosidad.
Por ello no tardó en comenzar a estudiar cómo elaborar cerveza con auténticas materias primas, asistiendo a talleres, catas y cursos impartidos tanto en España como en Italia, y logrando paulatinamente construir su propio equipamiento de fabricación con el que poder producir referencias mucho más personalizables y con más espacio para la experimentación. Así nacía en la localidad valenciana de L'Eliana, Cerveza Tercer Tiempo, un proyecto que desde el comienzo se ha caracterizado por el amor y la pasión hacia esta bebida.
Ahora desde su humilde pero moderna fábrica ubicada en la población cercana de la Pobla de Vallbona, donde comparten polígono industrial con otra importante cervecera valenciana como es Cervezas Abadía, Andrea y Loira siguen transformando sus recetas propias en auténticos cervezones con la misma ilusión del primer día, la que les animó a hacer las maletas para abandonar Italia e instalarse definitivamente en España. Cervezas todas ellas elaboradas artesanalmente con las mejores materias primas seleccionadas en Europa y EEUU.
Vertrigo, cáscara de limón y trigo malteado para una cerveza muy refrescante

Entre su gama más clásica de cervezas, entre las que destacan como primeras espadas su Birbat y la Kick Off (otro guiño a su deporte fetiche), ahora asoma entre sus referencias más populares su Vertrigo. Con ese nombre, es evidente que se trata de una cerveza en la que se emplea un porcentaje de malta de trigo en su elaboración, además de las tradicionales maltas de cebada, lúpulo, levadura y agua.
Acostumbramos a clasificar, de una manera quizás demasiado simplista, a las cervezas de trigo en dos grandes grupos: las de estilo alemán como la familia de las weizen y las de estilo belga como las blanche o witbier. Pues bien, no es todo blanco o negro ya que también encontramos estilos intermedios como es el caso de la American Wheat Ale, precisamente el estilo en el que se encuadra la Vertrigo de Cervezas Tercer Tiempo.
La gran diferencia de este tipo de cerveza respecto las clásicas hefeweizen alemanas es la variedad de levadura empleada. Mientras la levadura alemana produce notas a clavo y plátano como solemos encontrar en las famosas Paulaner o Franziskaner, la levadura americana es bastante más neutra, permitiendo que los sabores sean los propios de la malta y los posibles adjuntos.
En este caso, además de trigo que supone el 40% del cereal empleado, aunque Andrea planea subir hasta el 50% en futuras elaboraciones, también se utiliza piel de limón en la elaboración de Vertrigo, lo que le da un toque cítrico, ligero y muy fresco, haciendo su consumo ideal para los meses más calurosos del verano y dando sentido al nombre elegido para la referencia: ver-trigo.
Estamos pues ante una cerveza de trigo americano con su característica turbidez, aunque bastante más limpia que otras referencias, de color ligeramente anaranjado y espuma blanca y persistente. Además del sabor y el aroma del cereal y la piel de limón, se percibe la presencia de lúpulos americanos añadidos en la fase final de la cocción. Con una graduación alcohólica del 4,7% y sólo 23 IBUs de amargor, resulta una cerveza ideal para maridar con ensaladas, carnes blancas y sushi.