Spencer Trappist Ale, la primera y única cerveza trapense americana

Fila de botellas de Spencer Trappist Ale
Spencer Brewery
Spencer Brewery es la única fábrica de cerveza fuera de Europa que elabora cervezas trapenses o trapistas. Su buque insignia es una Belgian Blonde Ale producida con ingredientes locales.
Por Antony Peel
04 de octubre de 2019
Cervezas

Spencer es una pequeña ciudad del condado de Worcester en Massachusetts, conocida históricamente por ser lugar de paso para los antiguos sistemas de comunicaciones que unían Boston y Nueva York, y más recientemente por ser hogar de una de las mejores cervezas norteamericanas. Por su ubicación en la Costa Este de Estados Unidos, uno podría adivinar que estamos a punto de hablar de alguna famosa y moderna cervecería con una larga lista de NEIPAs y Hazy IPAs en su catálogo como muchas otras fábricas de la zona como Trillium o Tree House.

Pero ocurre todo lo contrario en Spencer porque a apenas 6 o 7 kilómetros del centro de la ciudad, en los montes que rodean el núcleo urbano, se encuentra la primera y única cervecería trapense de Norte América y uno de los doce fabricantes a nivel mundial con permiso para portar el prestigioso logo de Authentic Trappist Product en sus cervezas, Spencer Brewery, con sede en St. Joseph’s Abbey.

Fundada en 1950 por un grupo de monjes provenientes de Rhode Island donde se había incendiado su anterior hogar, pronto comenzaron a seguir las tradiciones trapistas, fabricando sus propias conservas y mermeladas simplemente para sufragar su labor, proporcionarse sustento y mantener la abadía. Recordemos que esos son básicamente los preceptos de la elaboración trapense, además de realizar a cabo la producción en las proximidades de una abadía, y en la que cualquier dinero sobrante debe destinarse a obras sociales.

No fue hasta 2010 cuando los monjes de St. Joseph decidieron embarcarse en la aventura de fabricar cerveza, como muchos de sus homólogos del Viejo Continente, y por ello comenzaron un viaje por las distantes fábricas trapistas de Europa aprendiendo el oficio y probando sus cervezas, desde Westmalle hasta Sint Sixtus, hogar de la famosa cerveza Westvleteren. Al volver a EEUU dos años después, decidieron que era el momento de poner en marcha su cervecería, contratando un maestro cervecero con experiencia en el sector y proponiéndose la elaboración de una única cerveza durante sus primeros años de vida.

Spencer Trappist Ale, el arte de la cerveza trapista llega a EEUU

Botella de Spencer Trappist Ale sobre maderaSpencer Brewery

Así, adoptando la imagen del campanario de la abadía como logotipo e inspirándose en la tipografía de las inscripciones de su altar mayor, y siempre bajo el precepto de ora et labora, nació oficialmente la primera cervecería trapista fuera del territorio europeo, reconociéndose como tal en 2013. Y aunque a día de hoy ya se han atrevido con otros estilos como una Imperial Stout, una Saison, una Pilsner, una Vienna y, por supuesto, diferentes variedades de IPA, su buque insignia sigue siendo aquella primera cerveza que escogieron para iniciarse en este mundillo: la Spencer Trappist Ale.

Al contrario que la mayoría de cervezas trapenses que se nos pueden venir a la cabeza, véase la maravillosa Westvleteren XII, la no menos excelsa St. Bernardus Abt 12 o la popular Chimay Azul, aquí no estamos hablando de una cerveza oscura, densa o con un contenido alcohólico totalmente desorbitado. En este caso, la Trappist Ale de Spencer se inspira en las tradicionales cervezas de refectorio conocidas como patersbier, algo así como una versión session, ideal para que los monjes pudieran disfrutar de ellas sin dejar de lado sus labores monásticas.

Por ello, resulta ser una cerveza rubia, algo más ligera aunque no exenta de cuerpo, de espuma blanca, compacta y muy persistente. De aroma afrutado, se perciben toques de melocotón y manzana aunque predominan las notas a malta, que desembocan en un final un tanto seco en el que se percibe un ligero amargor. De carbonatación natural, se trata de una cerveza sin filtrar ni pasteurizar, como marcan los cánones, en la que la levadura aún viva contribuye también al sabor y aroma de la misma.

Con una graduación de aproximadamente 6,5%, en este sentido se sitúa en el escalón más bajo de las cervezas trapistas, muy alejada de los 9 o 12% de muchas tripel y quadrupel belgas. Tampoco pretende ser una cerveza de este estilo, sino una Belgian Blonde Ale elaborada con ingredientes norteamericanos de la más alta calidad.

Esta primera cerveza trapense americana se elabora con diferentes variedades de malta locales además de Caramel Munich traído desde Wisconsin para darle algo más de color. Como no podía ser de otra manera, todos los lúpulos empleados, entre los que destacan Nugget y Willamette, se producen en el famoso Valle de Yakima en el estado de Washington, y el agua de manantiales locales proviene del deshielo de la capa de hielo Laurentino que cubría Canadá y gran parte del norte de EEUU durante la época glaciar cuaternaria. Como ya hemos comentado, su cuarto ingrediente, la levadura contribuye a realzar el sabor y el aroma de esta cerveza ya histórica.