A las afueras de Alcobendas, a unos 13 kilómetros del centro de Madrid y a escasos 2 minutos andando de la parada de metro de La Granja, se encuentra la fábrica y taproom de Cervecera Península. Un lugar apartado, curioso y coqueto donde poder disfrutar de unas cuantas pintas de cerveza recién elaborada mientras uno observa desde detrás del cristal todo el proceso de fabricación. Entre cerveza y cerveza, uno también puede ponerse nostálgico echando una partida en una vetusta máquina arcade, atreverse con un jenga gigante o participar en juegos en grupo como el beerpong, el cornhole o el clásico futbolín.
Pero Península no se ha ganado un nombre en la escena cervecera española gracias a las comodidades de su fábrica sino por la excelente calidad de las referencias que ahí se producen. Fundada a principios de 2017, en apenas 3 años de vida ha logrado asentarse como una de las mejoras y más vanguardistas microcervecerías del panorama nacional, apostando siempre por la libertad creativa y la innovación, a pesar de elaborar siguiendo los métodos más tradicionales, respetando los tiempos de fermentación y reposo, y sin añadir ningún tipo de aditivo químico o conservante.
No en vano, en el Barcelona Beer Challenge celebrado en marzo de 2019 se alzó con el premio a la mejor cervecera rookie cosechando medallas en diferentes categorías. Pero aunque, por su corta edad, pudiera parecer que Península es todo un novato en el mundo de la cerveza, su historia y la de sus responsables viene de mucho más atrás. Román Jove Lleixa es su máximo responsable y maestro cervecero, un joven venezolano ahora afincado en Madrid que lleva experimentando con la elaboración casera y artesana desde hace muchos años.
Todo comenzó a mediados de los años 90, cuando Román residía en Fort Collins (Colorado) en pleno auge del craft beer estadounidense. Su padre experimentaba con la fabricación casera y Jove no tardó en cogerle el gusto a las ollas y los kits de fabricación, hasta tal punto que decidió profesionalizarse y obtener el título universitario de maestro cervecero en la UC Davis además de cursar muchos otros estudios cerveceros para adquirir el conocimiento necesario y convertir su afición en oficio.

De vuelta en Venezuela, puso en marcha su primer proyecto cervecero, Microcervecería Ávila, cuyo nombre estaba inspirado en el Parque Nacional que domina la ciudad de Caracas. Curiosamente, con esta cervecera venezolana cosechó su primer éxito en España, ganando durante el Barcelona Beer Challenge de 2016 la medalla de oro a la mejor cerveza de estilo old ale gracias a su referencia El Zorro.
Serie Hazy Vibes: 5 cervezones con double-dry hopping
Cuatro años después, Román aspira a reverdecer esos laureles con nuevas medallas de oro para las variedades fabricadas por Península, todas ellas con claras influencias de la Costa Oeste americana, en parte por los años vividos en EEUU. Posiblemente, las cervezas que mejor ejemplifican la filosofía y estilo de Península sean las que componen su serie Hazy Vibes.
No estamos hablando de una única cerveza, sino de cinco referencias diferentes encuadradas dentro de la misma gama con unas características comunes muy particulares. Para empezar, como bien habréis adivinado por su nombre, estamos hablando de cervezas turbias o hazy, birras que han estado sometidas a un proceso de DDH o double-dry hopping, que consiste en añadir el lúpulo en dos momentos diferentes de la fermentación directamente en el fermentador, y una vez acabada la cocción.
Y por otro lado, son cervezas que se comercializan en coloridas y llamativas latas de 44cl (recordemos que la lata es el envase ideal para conservar este tipo de cervezas tan lupuladas) que intentan recrear algún paisaje del lugar de procedencia del lúpulo empleado y en las que siempre aparece algún tipo de coche o vehículo. En definitiva, latas que intentan transmitir mediante su diseño buen rollo y buenas vibraciones.

El primer lote de la gama Hazy Vibes se lanzó en el año 2018, pero ha ido renovándose constantemente con nuevas adiciones e incluso se espera que a mediados de 2020 se incorporen nuevas referencias a esta serie. Como hemos comentado, por el momento son 5 las variedades disponibles, todas ellas de estilo Pale Ale o IPA muy lupuladas y aromáticas y cuyos nombres propios se deben a los lúpulos empleados en su fabricación:
- Hazy Vibes: Citra & Mosaic, una American Pale Ale de la Costa Oeste elaborada con dos variedades de lúpulo americano. Con 4,5% de alcohol y 30 IBUs.
- Hazy Vibes: Columbus & Amarillo, una American IPA también de la Costa Oeste y elaborada con dos variedades de lúpulo americano. Con 7% de alcohol y 40 IBUs.
- Hazy Vibes: African Queen & Southern Passion, una American IPA esta vez elaborada con dos variedades de lúpulo de origen sudafricano. Con 6% de alcohol y 32 IBUs.
- Hazy Vibes: Sorachi Ace, una American Pale Ale elaborada con el lúpulo más característico de Japón. Con 5% de alcohol y 32 IBUs.
- Hazy Vibes: Mandarina Bavaria & Hüll Melon, una Pale Ale muy moderna elaborada con dos variedades de lúpulo alemán. Con 4% de alcohol y 30 IBUs.
Como se puede observar, a pesar del alto aporte de lúpulo, no estamos hablando de cervezas excesivamente amargas (40 IBUs como máximo) sino más bien aromáticas. Cervezas complejas, sedosas al paladar, que nos recuerdan más a un zumo de frutas que a una birra, aunque siempre acaban con ese pequeño punch de amargor que tanto nos gusta.