La Trappe Blond, la cerveza Belgian Blonde Ale de las granjas del rey

Botella y dos copas de La Trappe Blond con la fábrica de Koningshoeven de fondo
Swinkels Family Brewers
La Trappe es una de las pocas marcas de cerveza trapistas del mundo. Elaborada en la Abadía de Koningshoeven en los Países Bajos, su Blond es una cerveza rubia de alta fermentación muy maltosa y algo dulzona que ha cosechado numerosos premios internacionales a lo largo de los años.
Por Antony Peel
05 de noviembre de 2021
Cervezas artesanas

A finales del siglo XIX un grupo de monjes trapenses huyó desde la Abadía de Mont des Cats en Francia hasta Berkel-Enschot, un pequeño pueblo neerlandés perteneciente al municipio de Tilburg y muy cercano a la frontera belga, en busca de refugio debido a la situación cada vez más complicada que vivían las órdenes monásticas en el país galo. Ahí se establecieron en los terrenos de unas antiguas granjas reales que sirvieron en su día de residencia para el rey Guillermo II muerto en 1849, precisamente en Tilburg.

Así nacía en 1881 la Abadía de Koningshoeven, que se traduce literalmente como las granjas del rey, llamada así por el origen de su nuevo asentamiento. Los primeros años de la nueva abadía fueron terriblemente difíciles, sin apenas recursos y casi al borde de la ruina total, hasta que en 1884 el prior decidió implantar la elaboración de cerveza, algo que había aprendido de su padre, un fabricante muniqués con cierta experiencia en la materia, permitiendo a Koningshoeven mejorar su situación económica considerablemente.

De esta manera, la producción de cerveza se constituyó como una de las actividades principales de la abadía y su mayor sustento. Los ingresos producidos con su venta les permitieron ampliar la fábrica y con ello reconstruir la abadía, además de destinar parte de ese dinero a la caridad. Y así siguieron durante décadas, elaborando cervezas de gran popularidad en la zona bajo la marca La Trappe, hasta que la llegada de la II Guerra Mundial y la escasez de materias primas les obligaron a reconvertirse en una fábrica de refrescos.

Superado este pequeño bache, los monjes de Koningshoeven comenzaron a llegar a diferentes acuerdos comerciales con otras fábricas, como por ejemplo Stella Artois, elaborando en la abadía diferentes referencias para estas marcas. En 1980, los monjes decidieron recuperar el control total sobre su producción, dando por finalizado ese acuerdo, y es en este momento en el que comienzan a lanzar algunas de sus cervezas más conocidas como son la Dubbel, la Tripel y la Blond, de la que hablaremos más detalladamente a continuación.

Pero en 1999 vino otra gigante cervecera a tocar a las puertas de la Abadía de Koningshoeven, en este caso Bavaria (ahora Swinkels Family Brewers), tomando el control de las operaciones de fabricación. Este nuevo acuerdo comercial hizo que La Trappe perdiera el derecho a lucir el logo de Authentic Trappist Product, pues la Asociación Trapista Internacional consideró que ya no cumplía los requisitos necesarios. Recordemos que para que una cerveza pueda considerarse oficialmente trapista o trapense, esta debe fabricarse por monjes cistercienses, dentro de los muros de una abadía y todos los ingresos económicos derivados deben reinvertirse en la fabricación, en el mantenimiento de la abadía o destinarse a caridad.

Finalmente en 2005, los monjes volvieron a tomar parte activa en la fabricación de la cerveza y les fue readmitido el derecho a portar el emblema de auténtico producto trapista, convirtiéndose en una de las únicas dos marcas neerlandesas en ostentar este privilegio, junto a Zundert, elaborada en la Abadía de Maria Toevlucht, unos 50 km al oeste de Tilburg.

La Trappe Blond, auténtica cerveza rubia trapista

Detalle de dos botellas de La Trappe BlondSwinkels Family Brewers

Como hemos mencionado anteriormente, fue a partir de la década de 1980, con el fin del acuerdo con Stella Artois, cuando La Trappe empezó a comercializar sus grandes referencias que siguen en su catálogo a día de hoy. Primero fueron la Dubbel y la Trippel en 1987 y posteriormente La Trappe Blond en 1992, que venía a recoger el testigo en cierta manera de otra cerveza rubia que la marca comenzó a elaborar en 1928, aunque en esa ocasión de fermentación baja, como era el caso de La Trappe Bold.

La Trappe Blond, en cambio, es una cerveza rubia de alta fermentación, básicamente una Belgian Blonde Ale típica, con un sabor muy intenso a malta y un amargor muy sutil, apenas perceptible. De las grandes referencias de La Trappe, esta es la cerveza más suave de las tres en términos de graduación alcohólica, aunque se sitúa en un nada despreciable 6,5%, mientras que su amargor apenas llega a los 20 IBUs.

De color amarillo dorado y una espuma blanca y muy persistente, la malta de cebada (de las variedades Pale y Munich) es sin duda la gran protagonista de esta cerveza, tanto en términos de sabor como hemos mencionado anteriormente como en aroma. En boca es una cerveza bastante dulzona, algo a lo que también contribuye el azúcar añadido, con un cuerpo pleno, mientras que en nariz destaca por sus aromas a malta y especias, solo percibiéndose cierto amargor al final del trago.

Una cerveza realmente bien hecha, muy accesible y que conquista el paladar desde el primer trago. Hecho con el que también están de acuerdo los jueces de algunos de los grandes certámenes cerveceros internacionales, donde La Trappe Blond ha conquistado varias medallas de oro, incluyendo la Brussels Beer Challenge de 2018 o la European Beer Star de 2018 y 2020.

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