La pasión por la cerveza, el mundo empresarial y la ciudad de Madrid fueron los tres ingredientes que hace un lustro unió a un grupo de emprendedores para alumbrar un emocionante proyecto: Cervezas La Cibeles. Liderados por David Castro, un informático convertido en maestro cervecero, esta cervecera de nuevo cuño se propuso desde sus inicios hacer de la artesanía, la idiosincrasia de los madrileños y el trabajo duro sus señas de identidad.
Así es como en apenas dos años lograron sacar al mercado más de diez variedades distintas de cervezas y hacerse un importante hueco en las barras de los mejores establecimientos con su principal baluarte, la joya de la corona, "la reina de las cervezas de la casa" como ellos mismos la llaman... La Cibeles Rubia.
Tan dorada como revela su nombre, tan bella al paladar como de contemplar es la diosa que vela por los gatos desde la plaza que lleva su nombre. Es una Pale Ale sumamente ligera, agradable al gusto, refrescante y fácil de beber, una cerveza elaborada esencialmente con lúpulo de león y tipo cascade que presenta algún rastro de levadura y una más que notable carbonatación.
A la nariz resulta afrutada, floral y ciertamente lupulizada, cualidades que se traducen en boca con notas acarameladas, de nuevo fruta y una vez más el lúpulo. La rubia de La Cibeles es una dorada por antonomasia, una cerveza que ha demostrado con creces su calidad a golpe de caña.