De un tiempo a esta parte, la diosa Cibeles, a pesar de su origen eminentemente griego o frigio, se ha convertido en el símbolo oficioso de la ciudad de Madrid. Primero, por la fuente y plaza del mismo nombre en la intersección de la Calle Alcalá, el Paseo del Prado y el Paseo de Recoletos, lugar de peregrinación para los aficionados del Real Madrid a la hora de celebrar cualquier título cosechado por el club merengue, y segundo, por dar nombre a una de las marcas de cerveza artesanal madrileña más populares.
Hablamos, por supuesto, de Cervezas La Cibeles, la primera microcervecería madrileña financiada con capital 100% español que abrió sus puertas en Leganés en 2010, de la mano de David Castro, un informático metido a maestro cervecero que decidió probar suerte en la fabricación de cerveza artesana tras hacer sus primeros pinitos como home brewer en casa como la mayoría de pequeñas empresas que comienzan en este mundillo. Pero esta aventura en el sector de la birra no fue su primera incursión en el mundo de la gastronomía, sino que ya llevaba años mostrando interés por recuperar los productos elaborados tradicionalmente como antaño y ya había experimentado con la producción de bollería, chorizos, salchichones, lomos y patés. Hasta que por fin dio con lo que realmente se le daba bien: la birra.
Porque no se puede decir que el paso a la cerveza le haya ido nada mal a David y a su fábrica que en estos 7 años de vida ya ha cosechado numerosos premios nacionales e internacionales, convirtiéndose en uno de los nombres más reconocidos en la escena cervecera española antes del boom vivido por el sector a lo largo de los últimos años. De hecho, podríamos considerarla como el máximo exponente de las cervezas artesanas madrileñas, con permiso de La Virgen, Mad Brewing, La Quince y otras microcervecerías similares, mostrando siempre mucho apego por la ciudad de Madrid y sus gentes. El busto de la diosa Cibeles que corona todas sus etiquetas así lo atestigua.
Y aunque naciera con la intención de ofrecer al mercado una serie de cervezas artesanales de alta calidad y bajo volumen de producción, lo cierto es que mientras que la calidad se ha mantenido, la producción de cervezas ha sido cuanto menos prolífica. Actualmente son doce las variedades permanentes producidas por la marca, aunque se han llegado a elaborar hasta 19 recetas en sus instalaciones, todas ellas empleando maltas nacionales, lúpulos españoles, europeos y americanos y agua del Canal de Isabel II.
La Cibeles Castaña, la brown ale de un informático metido a cervecero
Si le preguntáramos a David Castro cuál es su cerveza favorita entre las numerosas referencias fabricadas en las instalaciones de La Cibeles en el Polígono Industrial San José de Valderas, seguramente se decantaría por La Cibeles Rubia, pues como él mismo confiesa su única ambición era crear la primera cerveza madrileña, una pale ale ligera, refrescante y cítrica, hecha con los mejores lúpulos y agua de Madrid.
Sólo queríamos hacerla para los amigos, pero pronto nos dimos cuenta de que teníamos más amigos que cerveza.
Pero con los años, son otras las recetas que han ido adquiriendo protagonismo, sobre todo sus dos cervezas de estilo Brown Ale. Mientras que la David’s Ale (adivinad a quién se debe el nombre) es una cerveza de alta fermentación más acaramelada con notas de toffee, pasas y nueces, La Cibeles Castaña que nos traemos entre manos es una auténtica American Brown Ale ligeramente dulzona con una graduación del 4,7%, algo por debajo del contenido alcohólico de la referencia anterior.
Como ya habréis adivinado por su nombre, se trata de una cerveza tostada, de color ámbar oscuro intenso, tirando a marrón pardo, que destaca por su gran sabor a regaliz y caramelo, junto con ciertas notas torrefactas, y por la densa corona de espuma fruto de un proceso de producción en el que se emplea una combinación de tres tipos de malta diferentes (Pilsen, Caramelo y Crystal). El amargor moderado y los aromas de esta cerveza los proporciona el lúpulo de origen alemán Hersbrucker, mientras que la levadura empleada es de origen nacional. Ni hace falta decir de dónde procede el agua usada para la elaboración de la que es para nosotros una de las mejores cervezas madrileñas del momento.