Jaws es el nombre no oficial que recibe Peahi, una famosa ubicación costera en el norte de la isla hawaiana de Maui que se ha convertido en lugar de peregrinación para miles de surfistas en busca de una gran ola. Ese apelativo comenzó a hacerse popular en los años 70, coincidiendo con el lanzamiento de la película Tiburón, pues muchos de los surfistas que frecuentaban el lugar comparaban la imprevisibilidad de sus gigantescas olas (se han llegado a registrar de hasta 18m de altura) con la del ataque de un tiburón.
Pues bien, Jaws también da nombre a una pequeña microcervecería rusa que en 2008 logró coger su gran ola. Fundada en la ciudad de Zarechnyy, famosa por su central nuclear, y ubicada geográficamente unos 60 km al este de Ekaterimburgo, considerada la tercera capital de Rusia y bautizada en honor a Catalina I, se encuentra bastante alejado de las típicas rutas turísticas que suelen transcurrir entre las otras dos grandes ciudades rusas, Moscú y San Petersburgo.
Inicialmente se estableció en las instalaciones de una antigua lavandería y sus primeras recetas seguían estilos clásicos alemanes y checos, incluyendo una cerveza de trigo bávara que aún resiste en el catálogo permanente de Jaws. Pero 2012 marcó el inicio de una nueva era. Las IPA y las cervezas más lupuladas ya llevaban triunfando varios años en EEUU y estaban en pleno auge en Europa, lo que impulsó a los chicos de Jaws a probar suerte con nuevos estilos e introducir las India Pale Ale en su ámbito local que, recordemos, está al otro lado de los Urales, ejerciendo de ventana entre Europa y Asia.
Su primera IPA fue un éxito rotundo y no tardó en aterrizar en las grandes ciudades rusas, poniendo la microcervecería sobre el incipiente mapa craft del país exsoviético. Este éxito le ayudó a ampliar sus instalaciones, inaugurando en 2013 una nueva planta mucho más moderna en la ciudad de Beloyarsky, donde ahora fabrican todas sus referencias permanentes, dejando la antigua lavandería para pequeños lotes de cervezas experimentales en los que juegan con diferentes levaduras y fermentación espontánea.
Jaws Atomic Laundry, un pionero en el mundo de las IPA rusas

Precisamente esa primera IPA lanzada en 2012 se ha convertido en la cerveza más icónica de Jaws Brewery, su auténtico buque insignia que ahora se puede adquirir en multitud de establecimientos cerveceros por todo el país. Su nombre, Nuclear Laundry, a veces traducida extraoficialmente como Atomic Laundry, resume a la perfección los inicios de la microcervecería, rindiendo homenaje tanto a su ciudad natal como a su primera fábrica.
Revestida de una etiqueta un tanto psicodélica con tonos amarillos y azules turquesa, se trata de una auténtica American IPA elaborada con hasta cinco variedades de lúpulo americano: Chinook, Centennial, Mosaic, Citra y Cascade. Una cerveza que destaca sobre todo por su fuerte amargor, aunque este ha ido a más con el tiempo. Estamos hablando de una de las primeras IPA rusas de esta nueva generación de cerveza artesanal que inicialmente salió al mercado con unos 80 IBUs, aunque ahora mismo su amargor se cifra en 101 IBUs.
Como veis, un amargor extremo, pero bien balanceado. Pero no todo es amargor, sino también encontramos aroma por doquier, en el que destacan sus notas a frutas tropicales, frutos cítricos y otros aromas resinosos y a pino. Durante su cata, se perciben diferentes estratos de sabores, desde un inicio casi acaramelado debido a las maltas empleados hasta un final ligeramente cítrico resultante de las variedades de lúpulo empleadas.
Precisamente en su elaboración se usan tres tipos de malta (Pale Ale, Melano y Special B), dando como resultado una cerveza de color ámbar dorado, con mucho cuerpo, perfectamente equilibrado y bebestible, a pesar de su graduación alcohólica que le coloca en la frontera con las Imperial IPA. Eso sí, su 7% de alcohol se agradece durante el frío invierno ruso a pesar de que sea una cerveza que por sus características apetece más de degustar durante una soleada tarde de verano.