Det frie Gymnasium es un prestigioso colegio e instituto de educación secundaria danesa fundada en 1970 y que desde 1992 está ubicado en Nørrebro, uno de los diez distritos oficiales de Copenhague. Siempre se ha caracterizado por sus métodos de enseñanza alternativos y por su convencida apuesta por la sostenibilidad medioambiental, además de un sistema escolar más democratizado en el que profesores, estudiantes y demás empleados toman parte en las decisiones concernientes al centro en la misma proporción. De esta escuela han surgido numerosos personajes relacionados con la vida pública o la cultura danesa, y su profesorado también ha contado con nombres ilustres, por lo menos para los aficionados al mundo de la cerveza, como es el caso de Mikkel Borg Bjergsø, fundador y dueño de Mikkeller.
Pero no es la única relación de Det Fire Gymnasium con la escena craft. Allá por 2005, unos jóvenes Tore Gynther y Tobias Emil Jensen estudiaban en este instituto. En sus ratos libres, allanaban la cocina del colegio y la convertían en su propio laboratorio cervecero donde experimentaban con sus primeras recetas a base de macerar maltas, hervir lúpulo y fermentar levaduras con la ayuda del equipamiento sustraído de las aulas de ciencias de la escuela.
Esos fueron precisamente los principios de una de las cervecerías artesanales escandinavas más populares e importantes del momento. Eso sí, To Øl, cuyo nombre se puede traducir como ‘dos cervezas’ no se estableció oficialmente hasta cinco años más tarde, en 2010, con el lanzamiento de su primera cerveza comercial. Nació con la intención de inyectar en el sector cervecero danés, por aquel entonces dominado por la multinacional que presume producir la que es probablemente la mejor cerveza del mundo, algo de juventud y contemporaneidad a base de cervezas frescas, potentes y provocativas.
Y parece que lograron su objetivo ya en los primeros años de vida, o por lo menos así se lo reconoció el gran público. En 2012 ya había logrado colarse en la lista de las 100 mejores cerveceras del mundo elaborada por el portal especializado Ratebeer, y en 2014 por fin consiguió entrar en el Top 10, ocupando un más que meritorio noveno lugar en una clasificación históricamente dominada por cervecerías estadounidenses.
Todo ello sin fábrica propia, ejerciendo como cerveceros nómadas o gypsy brewers, elaborando sus recetas en las instalaciones de otras marcas, aunque siempre con especial predilección por De Proefbrouwerij, una microcervecería siempre dispuesta a ceder sus equipos y donde han elaborado otras cerveceras históricas como Mikkeller, Bell’s Brewery, Omnipollo o The Musketeers. Ya en 2016 abrieron su primer brewpub bajo el nombre de BRUS en el mismo distrito de la capital danesa donde comenzó esta historia, Nørrebro, donde producen pequeños lotes de su gama To Øl CPH, inaugurando un segundo local en Oslo (Noruega) un año después.
Pero 2019 fue el gran año en el que To Øl dejó atrás sus orígenes itinerantes para construir un hogar propio: To Øl City. Estamos hablando de unas instalaciones gigantescas de más de 150.000 metros cuadrados donde no sólo se producen las referencias de la marca danesa, sino que también sirven de punto de encuentro para todos los cerveceros artesanales que requieran de un espacio y recursos para elaborar sus recetas. Así devuelven al sector un poco de todo lo que les ha dado a lo largo de los años.
House of Pale, siguiendo el camino de BRUS a To Øl City

Precisamente una de las cervezas que se elaboran en las nuevas instalaciones de To Øl es esta House of Pale, cuya receta tiene su origen en el laboratorio del BRUS de Copenhague que hemos mencionado unas líneas más arriba. De hecho, hasta hace algunos años se comercializaba bajo el nombre de BRUS House of Pale.
Es una cerveza que ha evolucionado muchísimo a lo largo del tiempo, en el que se ha experimentado con diferentes variedades de lúpulo y diferentes dosis de materia prima, aunque siempre se ha mantenido dentro del estilo American Pale Ale. A día de hoy, por su textura, aroma y aspecto de zumo tropical, queda encuadrada dentro de la nueva ola de cervezas de estilo New England, pudiendo bautizarla como una New England Pale Ale o NEPA.
Como la gran mayoría de cervezas que llevan este prefijo, se trata de una referencia en la que prima el aroma sobre el amargor, y en la que se ha empleado diferentes variedades de avena en su elaboración para darle ese aspecto denso y turbio, a la par que cremoso. En definitiva, se trata de una cerveza hazy en toda regla.
Por lo demás, se trata de una cerveza tremendamente refrescante y fácil de beber, muy ligera, aunque no exenta de cuerpo. Con una graduación alcohólica del 5,5%, encontramos en su composición, además de los citados copos de avena, maltas de las variedades Pilsner y Chit, muy típicas en la elaboración de cerveza de color claro, como es el caso. Aunque en el pasado se ha elaborado con lúpulo Ekuanot, la receta de la nueva House of Pale sólo incorpora Mosaic, ofreciéndonos una combinación única de aromas florales, afrutadas y tropicales.