Atún blanco, trufas negras y aceite de oliva, no se necesita más para elaborar un par de especialidades conserveras sencillas a la par que exquisitas, delicadas al igual que bien acompasadas, sabrosas por sí misma al mismo tiempo que base ideal con la que construir cualquier plato.
Una madura empresa gallega curtida en el noble oficio de la guarda y custodia de las delicias del mar desde tiempos casi inmemoriales es la responsable de poner en pie Siccas, una marca que tiene como único fin "dar la medida de suculencia allí donde se tercie" con su bonito o su ventresca bien acompañados.

Y es que los dos únicos productos que elaboran estos artesanos a la orilla del Atlántico, con las Cíes divisándose en el horizonte como bien evocan sus botes y latas, parten de los tres ingredientes que abrían este artículo y que, perfectamente armonizados, tras innumerables pruebas en busca del perfecto equilibrio, unen tierra y mar en un mayúsculo placer.
Bonito con trufa negra en aceite de oliva o ventresca de bonito con trufa negra en aceite de oliva, dos opciones para una misma sensación de inconmensurable aroma, sabor y textura. El buen gusto en conserva.