En Tardienta, un municipio oscense en pleno desierto de Los Monegros, uno puede disfrutar en su centro de ocio y aventura de numerosas actividades deportivas, aprender a volar en la escuela de pilotos de su aeródromo, dar un largo paseo en camello y, si se desea, llegar montado en uno de ellos a la fábrica de cervezas que incluye el complejo, donde se elaboran las cervezas de República Monegría en general y su rubia en particular.
José Manuel Ayuda es el director del proyecto y el responsable a la cabeza de los diferentes colaboradores que en él intervienen. Su principal ánimo fue desde los inicios, cuando se establecieron en aquel mismo enclave hace un lustro, el mismo: lograr elaborar cervezas totalmente artesanales, hechas con mucho cariño, a base de productos que pudiesen conseguir en la comarca de Los Monegros, que comprende en esencia el conjunto del desierto homónimo.
Es así como a base de numerosos ensayos llevados a cabo durante meses, a base de prueba y error en numerosas catas, lograron dar con las fórmulas propias para elaborar una cerveza negra y una rubia, la que nos ocupa, repletas de personalidad. Particularmente la rubia de República Monegría es de tipo Pale Ale, de intensas notas afrutadas, elaborada con productos totalmente naturales y sin ninguna clase de aditivo. El agua que en ella se emplea procede de las montañas de los Pirineos, y las maltas y lúpulos se intentan adquirir siempre que sea posible a pequeños productores locales.
Es así, con esmero, cuidado y las tablas que brinda la experiencia como consumidores, que esta cervecera aragonesa ha logrado una referencias como la que tenemos frente a nosotros, suave, muy fácil de beber al inicio, pero con un final intenso y persistente, que acompaña largos instantes tras su ingesta. La República Monegría rubia se recomienda tomar con copa y acompañando todo tipo de carnes, mariscos y quesos, pero sobre todo, como siempre dice su maestro cervecero, «en buena compañía». Que así sea.