Cerna Hora es una localidad checa de apenas 2 mil habitantes ubicada en la región de Moravia Meridional, a unos 25 km al norte de la ciudad de Brno -famosa por sus carreras de motociclismo, el castillo de Spilberk y su universidad (y sus fiestas universitarias, todo hay que decirlo)- establecida en la ruta comercial entre ésta y Praga. Su nombre se traduce como monte negro y tal topónimo se debe al color de la vegetación de la colina sobre la que se sitúa la ciudad, de un tono bastante más oscuro que la circundante.
Además de por la curiosa gama cromática de su flora que contribuye a un paisaje fascinante, Cerna Hora es bastante conocida por albergar una estación de esquí de cierto renombre y ser un lugar de encuentro para amantes del deporte al aire libre, con rutas senderistas y ciclistas que bien valen la pena recorrer alguna vez en la vida. Pero no estamos aquí para hablar de vegetación ni de deporte, sino de cerveza pues en esta localidad se haya una de las fábricas de mayor prestigio de la República Checa: Pivovar Cerna Hora.
La primera mención histórica de cerveza elaborada en esta localidad se remonta a finales del siglo XIII, concretamente al año 1298 como reza la etiqueta de sus diferentes variedades y hay indicios de que durante toda la Edad Media los templarios fabricaban cerveza en este lugar, aunque no es hasta 1530 cuando tenemos constancia de la presencia de una fábrica como tal.
Por aquel entonces, los hermanos Tas y Jaroslav Cernohorsky, Condes de Boksovice, convirtieron el castillo gótico de Cerna Hora en un palacete renacentista donde instalaron una fábrica de cerveza que dio origen a una larga tradición cervecera, colocando a Pivovar Cerna Hora como la cervecería en funcionamiento más antigua de Moravia, aunque por aquel entonces era conocida como Pivovar Boskovice por la familia que regentaba la localidad. Sucesivas familias de aristócratas pasaron por la gobernación de Cerna Hora a lo largo de los siguientes siglos, como los Liechtenstein, los Auersperg o los Fries, todos ellos haciéndose cargo de la cervecería y procurando que continuara su producción.
Así hasta que en 1949 el gobierno checoslovaco privatizó la compañía, pasando a manos estatales y perdiendo su independencia jurídica. Hasta 1996 en la que se volvió a privatizar la empresa, la fábrica tuvo diferentes denominaciones e incluso dedicó parte sus instalaciones a la producción de refrescos carbonatados, aderezados con lúpulo, por supuesto. Fue en ese año en el que se estableció definitivamente Pivovar Cerna Hora a.s. y en el que se inauguró la Feria de Cerveza de la localidad, que se celebra el último sábado de cada mes de septiembre en los terrenos de la fábrica atrayendo a miles de entusiastas de la cerveza checa.
Lezak, la cerveza lager más tradicional de Cerna Hora

A día de hoy, Cerna Hora forma parte de un conglomerado de cerveceras reunidas bajo el nombre de Pivovary Lobkowicz, un grupo que pretende conservar la elaboración tradicional en las regiones checas de Bohemia y Moravia. Para ello, la empresa ha invertido en nuevas instalaciones y la ampliación de las ya existentes, pero sin dejar de lado las recetas tradicionales que han convertido a la cervecería en una de las más aclamadas de esta región checa.
Cerna Hora sigue elaborando una decena de referencias, casi todas ellas de baja fermentación, las típicas lager y pilsner checas, con alguna excepción como su cerveza de trigo Velen. Una de las cervezas más destacadas es su Lezak, una pale lager sin pasteurizar, elaborada con los mejores ingredientes locales y siguiendo una de las recetas más antiguas de Moravia.
Esta cerveza destaca por su intenso sabor a pan y un final algo más amargo de lo que estamos acostumbrados para una cerveza de estas características. Aunque es obviamente una cerveza rubia, su color tiende a variar entre el amarillo dorado y el marrón dorado con el paso de los minutos, de la misma manera que su amargor decrece con el tiempo.
Es una cerveza con una buena carbonatación, bastante burbujeante, de aroma extremadamente suave, con un ligero sabor a malta, que resulta muy refrescante y fácil de beber, a pesar de que su formato de botella de 50cl no invite a acabársela en solo un par de tragos. Con una graduación alcohólica del 4,8% y unos 28 IBUs de amargor se ha convertido en una de nuestras lager checas favoritas que no tiene nada que envidiar a otras referencias nacionales con mucha mayor reputación como la Pilsner Urquell o la Budejovicky Budvar.