Quién le iba a decir a don Casimiro Mahou Bierhans a dónde llegaría su nombre. Llegado a la ciudad de Madrid desde Lorena, una región al noreste de Francia, el galo contrajo matrimonio con una madrileña con la que fundó El Arco Iris, una compañía dedicada a las temperas y los óleos que a su fallecimiento en 1875 quedaría en manos de su mujer y sus cuatro hijos. Estos descendientes, inspirados por el espíritu emprendedor de su padre, serían los que una década y media más tarde levantarían Hijos de Casimiro Mahou, una fábrica cervecera y heladera que impulsaría el consumo de esta bebida en una España tradicionalmente vitivinícola y elevaría el apellido Mahou a sinónimo de maestría cervecera.
Ese legado paterno que inspiró a la siguiente generación es el mismo al que ahora la empresa, quiere rendir homenaje. Y qué mejor que hacerlo como mejor saben, con cerveza, con una colección que aúna tradición y elaboración artesanal en cuatro referencias que llevan por nombre cuatro puntos cardinales del mapa de Madrid esenciales para la compañía y para la figura que la inspiró.
La primera de las cervezas especiales Casimiro Mahou se llama Amaniel, nombre de la calle donde el 1 de febrero de 1891 se realizó la primera cocción de cerveza de la compañía, una lager elaborada con la levadura. Entre el ligero amargo y dulzor de las maltas, esta cerveza de apariencia brillante y fina espuma es de las suaves y equilibradas.
En la calle Jacometrezo, a un paso de la plaza de Callao y de la efervescente Gran Vía madrileña el francés situó su primera oficina y conoció a la sociedad de la época. Esas sensación de recogimiento del despacho y de abertura a la comunidad inspiran una cerveza de alta fermentación que recuerda a las cervezas de Abadía y presenta, con su apariencia rojiza y transparente, un sabor que baila entre el cereal tostado y un toque dulce que evoca a la miel de brezo.
Maravillas es la versión más tostada de la Amaniel, una referencia que recuerda el lugar que ocupó la primera iniciativa empresarial de don Casimiro, una cerveza para paladares más rudos que aprecian el sabor de una cerveza bien tostada e intensa.
Y finalmente llega la cerveza Marcenado, la referencia que une a Casimiro con su mujer e hijos llevando el nombre de la calle donde se ubicó la maltería que construyeron con el objetivo de conseguir un sueño como el que perseguía su padre. De aspecto turbio por la levadura, la única cerveza de trigo de la gama resulta espesa, sumamente agradable al paladar, refrescante y fácil de beber.
Porque está colección de cervezas especiales no es una colección cualquiera, es el fruto de una historia de más de 125 años regida por la tradición, la superación, la honestidad y la voluntad de hacer grandes los sueños.