Los bíters hace no muchos años se comercializaban como brebajes curativos, como medicamentos sanadores capaces de tratar o aliviar males tan diversos como los mareos o las digestiones pesadas y para estimular el apetito tanto pensando en la ingesta de alimentos como de otras bebidas. Pero esos tiempos quedaron atrás y estas bebidas amargas aromatizadas con diferentes hierbas y dotadas de cierto grado alcohólico son empleadas en la actualidad como ingrediente de mil y un cócteles.
Y aunque España no sea todavía un país especialmente aficionado a ellos, poco a poco algunas compañías van cruzando la frontera haciéndose un hueco en los bares de copas más selectos. Una de ella es Scrappy's Bitter, la primera compañía americana contemporánea de bíters artesanales que desde el año 2008 distribuye sus amargos a lo largo y ancho de los Estados Unidos y en países como Canadá, Francia o Australia.
Su filosofía fue desde sus inicios clara, "los bíters podrían ser mejores", y con ella como meta probaron todo lo que había que probar. Ingredientes de todo tipo, métodos de producción comerciales, menos comerciales y nada comerciales para acabar llegando a una conclusión: sin los ingredientes naturales de la más alta calidad exentos de aditivos y sin los métodos más artesanales de elaboración era imposible hacer buenos bíters, así que los suyos son eso precisamente eso, productos hechos como toda la vida con ingredientes de siempre.

Y como ejemplo el bíter de cardamomo, el amargo de lo que en Latinoamérica llamarían granado del paraíso, un elixir sorprendentemente dulce, con notas iniciales cítricas y retrogusto a especias. Un bíter con un volumen de alcohol que llega hasta el cincuenta y dos por ciento y que resulta especialmente indicado para preparar un Martinica, al que le echaríamos uno o dos toques, o un The Elegant Spice, en el que repetiríamos medidas.
Y es que los bíters deben emplearse con mesura; porque lo bueno, si breve, dos veces bueno.