Andechs es una localidad alemana de la Alta Baviera, ubicada a unos 40 kilómetros de Múnich, y un famoso lugar de peregrinación al que ya llevan acudiendo anualmente desde el siglo XII miles de devotos pertenecientes a diferentes comunidades cristianas para visitar el Monte Santo y sus reliquias. En ese mismo lugar se encuentra el famoso Monasterio de Andechs, que forma parte de la abadía benedictina de San Bonifacio.
Y aunque obviamente la gran mayoría de esos peregrinos intentan alcanzar el municipio bávaro y su iglesia de estilo rococó por razones puramente religiosas, no son pocos los que viajan hasta Andechs por otros motivos menos espirituales. Esas razones no son otras que la presencia de su Klosterbrauerei, la cervecería oficial del monasterio donde los monjes de la abadía, los primeros cerveceros profesionales de la zona, llevan elaborando sus propios néctares desde hace más de 500 años.
Hay que recordar que los monasterios medievales no sólo eran centros religiosos, sino también núcleos comerciales, culturales y económicos. Por ello, a lo largo de la historia, la producción y comercialización de las cervezas Andechser no sólo ha servido para saciar la sed y el hambre de los numerosos peregrinos y los propios monjes sino también para financiar sus diferentes compromisos sociales con la región. A día de hoy, esos monjes siguen esos mismos preceptos, perfectamente recogidos en la locución latina ora et labora... reza y trabaja. Por lo tanto, no buscan maximizar los beneficios económicos de la producción cervecera sino preservar su identidad monástica, contribuir a su crecimiento sostenible y aportar hacia la comunidad.
Obviamente, no siguen produciendo sus cervezas como hace cinco siglos, pues la cervecería ha sufrido diferentes renovaciones desde aquella primera época. Ahora son el resultado de combinar aquellas técnicas de fabricación benedictina cuasi ancestrales con la más moderna de las tecnologías, pues durante el siglo XX se han ido incorporando nuevos elementos a la fábrica como su planta de embotellado y maltería, que la convierten en la envidia de muchas cervecerías comerciales.
Hospitalidad benedictina y estilo de vida bávaro, unidos en una cerveza

Pero no sólo las instalaciones de la cervecería de Andechser provocan admiración entre cerveceros y aficionados, sino también las referencias que son capaces de producir en cantidades que se acercan a los 100.000 hectolitros anuales. Uno de los mejores ejemplos es la Andechser Bergbock Hell, una de las 8 especialidades aún producidas a los pies del Monte Santo y que los lugareños pueden disfrutar en las tabernas locales de Klostergasthof y Bräustüberl. Por fortuna no son los únicos ya que las cervezas Andechser se exportan a muchísimos países de Europa, incluyendo España.
La Bergbock Hell, como bien indica su nombre, es una cerveza de estilo helles bock, también conocido ampliamente como una maibock. Esto es una cerveza clara y brillante estilo helles con toda la potencia y fuerza de las bock tradicionales, las cervezas de estilo alemán, representadas por una cabra, que solían producir los monjes bávaros y consumir ellos mismos como fuente de nutrición durante sus épocas de ayuno. Por lo tanto, está claro que estamos hablando de una cerveza rubia pero de bastante alta graduación y mucho cuerpo.
Esta en concreto cuenta con un ABV cercano al 7%, aunque ese alto contenido alcohólico no le resta un ápice de bebestibilidad ni frescura, siendo muy agradable al paladar e ideal para los días más calurosos del año ya que invita al trago largo a pesar de su alcohol. Por lo demás, tiene un sabor muy maltoso, a pan y cereales, además de ligeramente afrutado, y entre sus aromas se perciben lúpulos florales. Su escaso amargor acaba dejando paso a un final algo dulzón con toques de miel, para finalmente concluir con un retrogusto suave y armonioso. Una auténtica delicia que se recomienda servir en la tradicional jarra o stein alemana para poder percibir todos sus matices, aromas y sabores.