En pleno centro histórico de Lugo, en el corazón del emblemático barrio de A Tineria, se encuentran las instalaciones de una joven cervecera artesanal gallega que está creciendo a pasos agigantados. Cervexa Artesá Aloumiña es el proyecto personal de Alberto Curiel que como muchos otros españoles se quedó en paro durante la crisis económica y tuvo que transformar su hobby, la fabricación casera de cerveza, en un modo de vida y de supervivencia.
En 2013 dejó atrás forzosamente su carrera como administrativo para convertirse en maestro cervecero de su propia marca, auspiciado por el programa Dinamíz@te de la Diputación de Lugo y de la Escuela de Organización Industrial, con la idea de crear cervezas 100% artesanales y naturales, respetando los tiempos de cocción, fermentación y guarda, sin filtrar ni pasteurizar, pero diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver. El concepto básico alrededor del cual gira Aloumiña es la reinterpretación de estilos clásicos, dándo un matiz personal a cada una de sus referencias.
El nombre escogido, del gallego aloumiñar, que podríamos traducir como acariciar, no podría ser más gráfico ni representativo. Alberto cuida y mima hasta el último detalle del producto y también del cliente para que se sienta satisfecho con la cerveza que bebe. Para ello todos los ingredientes utilizados son 100% naturales, entre los que destaca el agua de Lugo, de una notable calidad para la elaboración de cerveza, además de las más selectas maltas, levaduras y lúpulos.
Todos esos elementos se cuidan y combinan de la manera más adecuada en la fábrica de Aloumiña en la citada Rúa da Tineria, con capacidad de producir alrededor de 50.000 litros al año. En las instalaciones anexas a la fábrica, Alberto ha montado una pequeña tienda donde pone a la venta las referencias fabricadas a escasos metros y organiza eventos, talleres, cursos y catas para dar algo más de visibilidad a la marca gallega. Porque como confiesa el propio Alberto, su sueño es llenar Lugo de cervezas Aloumiña.
Aloumiña Fume, una piwo grodziskie de origen gallego

Y ese sueño quizás esté un poco más cerca desde el pasado mes de abril cuando su Aloumiña Fume fue galardonada con la medalla de oro a la mejor cerveza de la categoría historical beer del Barcelona Beer Challenge 2020, superando a la Goslar 1826 de Piccolo Birrificio Clandestino, que se llevó la plata, y la Guillotine Gose de La Quince, que completó el medallero.
No era la primera vez que Aloumiña se llevaba una presea del certamen barcelonés pero siempre se había quedado a las puertas de pisar el escalón más alto del podio con una plata en 2017 y un bronce en 2019 para Salgadiña, la Gose elaborada en exclusiva para el restaurante A Cofradía de Rinlo, y otro bronce en 2017 para Loura, una Belgian Blonde Ale muy bebible.
Pero volviendo a la Fume, se trata de una cerveza de estilo grodziskie, un tipo de cerveza que se originó en Polonia en los siglos XIV y XV, que se caracteriza por su baja graduación alcohólica y por elaborarse con malta de trigo que se ha tostado y ahumado con madera de roble. Suelen ser cervezas rubias, de color claro, bajo amargor y aromas y sabores ahumados. Se encuadra este estilo tradicionalmente dentro de una categoría más amplia, la de las cervezas históricas, como la Gose, la Kentucky Common o la Roggenbier, entre otras. Cervezas todas ellas que a pesar de no haber desaparecido del todo, fueron mucho más populares en otras épocas de la historia, y sólo las conocemos mediante recreaciones.
En este caso, la Fume cumple perfectamente con los cánones de una piwo grodziskie al uso. Una cerveza de trigo de alta fermentación, muy clara, de alta carbonatación, notas ahumadas, una graduación alcohólica de apenas 2,8% y un amargor que no supera los 25 IBUs. Por supuesto que sin filtrar ni pasteurizar y con segunda fermentación en botella. Un ejemplar perfecto de un estilo poco común y, por lo tanto, difícil de encontrar en nuestro país, que bien vale la pena probar.