A escasos kilómetros de la ciudad de Valencia, y enmarcada dentro de la comarca de la Huerta Sur, se encuentra el municipio de Massanassa, una pequeña localidad de apenas 8.000 habitantes, hogar de una de las marcas de cerveza artesanal valenciana que más fuerte viene pegando últimamente: Cervezas Alegría. Aunque su origen es eminentemente valenciano, la historia de esta microcervecería nos lleva hasta Granada, concretamente a la Facultad de Ciencias de la universidad granadina donde hace algunos años coincidieron Irene Dorado y Guillermo Herrera, fundadores de la marca.
Ahí en la ciudad andaluza, ambos entusiastas de la cerveza se conocieron e hicieron buenas migas en un Máster de Microbiología Ambiental donde aprendieron los secretos de uno de los principales y más importantes ingredientes de cualquier birra: la levadura. Tras años de homebrewing y experimentación casera con diferentes ingredientes, los entonces compañeros de laboratorio y ahora pareja, decidieron adentrarse de lleno en este mundillo de la cerveza artesanal y montarse su propia fábrica y taproom. Y aunque la idea inicial era instalarse en el centro de Valencia, con la ayuda de Lanzadera, la aceleradora de startups de Juan Roig, decidieron asentarse en Massanassa a unos 8 kilómetros de su objetivo inicial.
Y en esas instalaciones llevan fabricando y ofreciendo al público desde 2015 algunas de las mejores cervezas artesanales de la Comunidad Valenciana. Cervezas con las que intentan sacar una sonrisa (la misma que decora la etiqueta de cada una de sus botellas) y despertar sentimientos de felicidad y alegría en cualquiera que se acerque por ahí para tomárselas. Porque los 380 metros cuadrados de la fábrica de Alegría no están solamente destinados a la producción de cervezas y cursos de elaboración, sino que también dispone de un amplio espacio interior y terraza donde, a modo de brewpub, cualquiera puede degustar in situ las birras de Alegría acompañadas de buenas tapas y buena música. Muy recomendable para cualquier viernes por la tarde o sábado que no tengáis plan.
Alegría de Vivir, una Saison valenciana muy fácil de beber

A día de hoy son seis las referencias fabricadas por Cervezas Alegría: Alegría del Valle, una kölschde estilo alemán inspirada en el Valle de la Alegría granadino; Alegría del Sur, una cerveza de estilo märzen y reciente medalla de oro en la Barcelona Beer Challenge 2017; Alegría del Barrio, una American Pale Ale de toques cítricos y premiada a nivel internacional; Juanito Polárez, una lager negra con aromas a café; IPAnossaurus Rex, una Imperial IPA con 8,2% de alcohol y 60 IBUs; y esta Alegría de Vivir que nos traemos entre manos.
Pero, ¿por qué destacar Alegría de Vivir sobre las demás? En primer lugar porque se trata una cerveza rubia de tipo Saison, un estilo de alta fermentación más típico de Bélgica y del norte de Francia que del Mediterráneo, y que pocas veces vemos en cervezas artesanales valencianas; y en segundo lugar, por el significado tan especial que tiene para sus creadores. Ellos mismos reconocen que es la cerveza más mimada de las que producen y de la que cuidan como si de un hijo se tratara. Y no es para menos ya que se trata de una receta inspirada en su hijo Pablo (de ahí su nombre tan elocuente), nacido, como no podía ser de otra manera, en el Día Internacional de la Cerveza.
Sus autores la describen como una cerveza dinámica, alegre y divertida que se elabora con una levadura especial que ellos mismos producen en sus instalaciones (recordemos que son microbiólogos y que de esto saben un rato) y que le da su sabor y aroma tan característico a especias y frutas. Tiene una graduación alcohólica del 6,4%, pero perfectamente integrada en la cerveza lo que le ha valido el sobrenombre de rubia peligrosa entre sus consumidores más habituales ya que no se percibe un contenido alcohólico tan elevado durante su ingesta. Además, sus 22 IBUs la hacen una cerveza moderadamente amarga sin restarle un ápice de frescura.