Pese a la corta historia de la Denominación de Origen Rías Baixas, iniciada en 1980 con la publicación en el Boletín Oficial del Estado de la Denominación Específica Albariño, la trayectoria del vino gallego por excelencia común a las denominaciones de Ribeiro y Ribeira Sacra además de la mencionada Rías Baixas, el albariño, se remonta a tiempos pretéritos.
Leyendas datan la llegada al noroeste de la península ibérica de los antecedentes del actual albariño en el siglo XII con la boda de Raimundo de Borgoña con la reina Urraca I de León y la consiguiente llegada de la dinastía de Borgoña y los monjes de Cluny. Otras hipótesis apuntan a las migraciones de los pueblos germanos, visigodos y suevos principalmente, la presencia de la variedad albariña en las tierras de la antigua Gallaecia.
Pese al halo romántico, ambas teorías han sido descartadas en los últimos años aseverándose la procedencia gallega del albariño y la elaboración de vinos con esta variedad autóctona desde hace siglos y siglos. Y quizás, los antecedentes más próximos a nuestro tiempo en lo que al reconocimiento de este caldo se refieren nos llevan a Bodegas del Palacio de Fefiñanes y al vino que nos ocupa en este artículo, el Albariño de Fefiñanes.
Corría el año 1928 cuando esta bodega histórica, la más vetusta de la D.O. Rías Baixas constituida como tal en 1904, registró la marca y la etiqueta Albariño de Fefiñanes. Este paso pionero establecería una suerte de principio del reconocimiento contemporáneo a este blanco tan apreciado que ha llegado a nuestros tiempos con dos referencias: el Albariño de Fefiñanes y el Albariño de Fefiñanes III Año.
Esta bodega unida de forma indefectible al Palacio de Fefiñanes, ligado a la elaboración de vino desde el siglo XVII, elabora el Albariño de Fefiñanes III Año con un esmero propio de los bodegueros responsables del cuasi único albariño con etiqueta que podía encontrarse en el mercado hasta mediados de los años 80.
El verano del año 2010 fue especialmente seco y caluroso, una estación perfecta para una maduración más óptima de la singular uva albariño del Valle del Salnés para un singular Albariño de Fefiñanes III Año de la cosecha de 2010. Una sobremaduración en viñedo viejo y una crianza de treinta meses sobre lías en depósito de acero logran un caldo blanco de aromas y sabores a fruta madura, minerales y cítricos con un carácter fresco, sabroso y sibilinamente balsámico. Posee una redondez evidente y una untuosidad ideal.
Un vino para servir a trece grados y ser degustado de forma sosegada; del albor del albariño para el futuro del albariño.