Situada sobre un meandro del río Duero, en plena Milla de Oro de la Ribera del Duero, Finca Villacreces se extiende a lo largo de más de un centenar de hectáreas, con unas sesenta dedicadas al viñedo. En este privilegiado enclave a más de setecientos metros de altitud, con un clima extremo de grandes oscilaciones térmicas, inviernos largos y veranos secos, un vino que ha acaparado todas las miradas toma forma.
Se llama Pruno y está considerado el mejor vino español de la historia por menos de 20 dólares.

Todo sucedió con la añada de 2010 y la concesión de tal título por parte de uno de los gurús del vino a nivel mundial, Robert Parker, autor de la influyente publicación The Wine Advocate. El reconocido enólogo puntuó con 94 puntos sobre 100 el caldo vallisoletano y no dudo en afirmar, como recogió entonces la prensa, que por un vino de esta envergadura los consumidores estarían dispuestos a pagar de 75 a 150 dólares estadounidenses. Sin embargo, el precio del Pruno se sitúa ligeramente por encima de los 10 euros.
Tal rotundidad a la hora de calificar aquella añada, y las buenas puntuaciones igualmente han ido recibiendo las sucesivas en su guía hasta llegar a la de 2013, la actual, colocan al Pruno como uno de los vino más interesantes del panorama tanto nacional como internacional.

El secreto de este Ribera del Duero quizás se encuentre en la vendimia, manual, en cajas de 15 kilogramos. En la doble selección en mesa, primeramente por racimos y más tarde por granos. En la enorme calidad de su uva, 90 % de tempranillo y 10 % de cabernet sauvignon, nacida en terrenos franco arenosos con un pinar salpicando el viñedo. O en su crianza de doce meses en barrica francesa de grano fino de tres años de edad.
Sea cual sea, el Pruno posee un intenso color picota, un goloso aroma a frutas rojas, un recuerdo a fruta madura, regaliz y tofe en el paladar y un retrogusto delicado y agradable.