A unos pocos kilómetros al noroeste de Ciudad Real, a orillas del río Guadiana, encontramos la finca de Pago del Vicario. Sus más de 130 hectáreas de viñedo pertenecen a la indicación geográfica de Vinos de la Tierra de Castilla, creada en 1999 para acoger a todos los vinos que se producen en la región fuera de las denominaciones de origen de Castilla la Mancha, y parte de esa producción está destinada a Petit Verdot Rosado.
El nombre, evidentemente, se lo da la uva con la que es elaborado en su totalidad. Esta fue introducida recientemente en España y es de hecho en 1991 cuando se recoge en el BOE su regulación y clasificación dentro de las variedades de vid. Esta uva negra se caracteriza por una maduración más tardía, un cuerpo graso y carnoso y por unos taninos dulces.
De estas características se beneficia este rosado manchego, que podríamos decir es una reivindicación a una variedad de vino que normalmente vive a la sombra de blancos y tintos. Y lo es porque en él encontramos todo lo que entusiasmaría a un amante de los rosados: tanto por sus aromas a frutos rojos del bosque, violetas, rosas y pimienta, que se manifiestan frescos e intensos, como por su paladar frutal con una presencia grasa y corpulenta con paso largo.
Y decimos lo de la reivindicación porque los rosados, a pesar de la creciente demanda, son todavía para muchas personas unos grandes desconocidos que lastran una serie de prejuicios que lo han relegado a una categoría menor de vinos. Tópicos sobre su elaboración o su supuesta baja calidad son todavía habituales pero Petit Verdot Rosado es la demostración de todo lo contrario: un buen vino a cargo de las bodegas de Pago del Vicario idóneo para todo aquel aficionado a los rosados y perfecto para quien quiera iniciarse en ellos. No en vano lleva siendo premiado de manera consecutiva desde 2009 como Mejor rosado de España por la Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino.