Nordesía, vermut gallego en estado puro

Las dos versiones del vermut gallego Nordesia
Fotografía cortesía de Atlantic Galician Spirits
Se propusieron hacer “a la gallega” la ginebra y el vodka, y lo consiguieron. Se propusieron con el vermut, y volvieron a alcanzar el éxito. Nordesia, en su versión blanca y roja, es vermut gallego en estado puro.
Por Toni Castillo
13 de enero de 2016

El vermut —o vermú, como dirían los más castizos— quizás no sea una bebida con gran cantidad de destilaciones, o el perfecto compañero de uno y mil cócteles, pero sí es una bebida tradicional que de la mano de avezados productores ha sabido adaptarse a los tiempos y hacerse un hueco en el día a día.

Porque el vermú, esa melodiosa combinación de vino con hierbas maceradas, tiene el sabor incomparable del perfecto compañero para tomar un aperitivo a mediodía o por la tarde. En invierno, a la lumbre de una chimenea para entrar al calor, y en verano para combatir el calor en una terraza al sol. Tiene ese aroma evocador que emerge de una vieja tasca con encanto y, desde que los Nordesia pusieran un vermú en la calle hace poco más de un año, el placer de evocar Galicia.

Atlantic Galician Spirits, la compañía gallega que tantos éxitos ha cosechado haciendo “a la gallega” bebidas como la ginebra y el vodka, quiso repetir la experiencia con el vermut honrando la tierra que los vio nacer y el resultado, tras un arduo trabajo de investigación, no puede llenar más de orgullo a todo aquel que siente suyo el reino de Breogán.

Y es que como buen vermut de Galicia, el Nordesia ha empleado en su elaboración al estilo tradicional las materias primas autóctonas que podía encontrar, la histórica uva albariño para el Blanco, la apreciada mencía —que tan buenos vinos da en Galicia y en la hermana zona de El Bierzo— para el Rojo y, para ambos, una cuidadosa selección de hierbas gallegas como el laurel, el saúco o la salicornia que acompañan al imprescindible ajenjo.

El primero, el que emplea albariñas nacidas en el valle del río Ulla, posee ese carácter seco y amargo del vermú más clásico, un cuerpo complejo y unas notas cítricas acompañadas por cierta salinidad de impronta atlántica. El segundo por el contrario, con sus mencía de la Ribera Sacra como nota distintiva, ofrece la réplica con notas dulces, una intensidad acentuada pero elegante y una menor presencia alcohólica. Una empanada gallega como aperitivo, para abrir el apetito, nunca mais será lo mismo sin un vermut galego como compañeiro.