Por extraño que parezca, hasta hace relativamente poco cirujanos y barberos eran todo uno. Durante la Edad Media la mayoría de médicos rehusaban realizar las más leves intervenciones quirúrgicas y los barberos, avezados manipuladores de útiles cortantes, se ocuparon de ellas hasta convertirse muchos de ellos en cirujanos de pleno de derecho. Muchos, de hecho, formaron parte de los colegios profesionales de la época.
El oficio continuó pelando gaznates a la par que practicando incisiones indistintamente durante varios siglos hasta que en algún momento las circunstancias cambiaron y las autoridades decidieron que ya era suficiente. En Gran Bretaña esto sucedió a mediados del siglo XVIII, en el año 1745, cuando el rey Jorge II decidió que ambas actividades hasta entonces unidas debían desligarse.
Así pues unos se quedaron en la medicina y otros en la estética, y quienes se quedaron a ese lado conservaron una de los elementos que siempre les acompañó, el alcohol, y más concretamente, la ginebra porque además de desinfectar también refrescaba y perfumaba.
La ginebra Barber's nace con el espíritu de aquellas tradicionales ginebras inglesas que eran lo normal en la época, secas, frescas y sin cítricos como tan común es ahora que se elaboraban con el indispensable enebro —en esta referencia es croata— y un escaso acompañamiento botánico que en este caso se compone de cilantro marroquí, tomillo español y raíz de angélica francés.
Como las ginebras de entonces, la Barber's Gin se elabora de forma totalmente artesanal, se destila en alambiques de cobre de los de antaño y puede disfrutarse perfectamente sola como con una clásica tónica de calidad. Suave, equilibrada, compleja, aromática y con claro predominio del enebro, al más puro estilo de antaño, como los que ya no suelen hacerse.
