Las variedades de uva con las que se elabora, el diseño de su laboriosa etiqueta, los símbolos que luce en la chapa del tapón que lo guarda en la botella y, sobre todo, su nombre y la inconfundible silueta del macizo que orgullosamente muestra nos indica que estamos frente a un cava catalán, del Penedés, producido bajo el auspicio de la comunidad benedictina del rocoso Montserrat, el cava Abadía de Montserrat.
Elaborado por estos monjes del monasterio de Santa María de Montserrat con el asesoramiento y la colaboración de Osborne y las bodegas Mont Marçal del barcelonés municipio de Castellví de la Marca, este cava es un brut reserva que selecciona los mejores granos de las uvas macabeo, xarel·lo y parellada —en una proporción de 30, 20, 50, respectivamente— para en su perfecto y más preciso punto de maduración y acidez vendimiarlas.
Una vez trabajado en bodega, tras pasar quince meses madurando, sale a la calle reflejando con fidelidad el carácter de los cavas de la región con un color amarillo pálido destacablemente brillante con una burbuja fina y delicada que salta a vista, predominantes notas a frutas mediterráneas en nariz y un frescor en el paladar que se acompaña por la traducción a sabor de esa complejidad frutal presente en el olfato.
El cava Abadía de Montserrat, que cuida hasta el más mínimo detalle su presentación con una clásica botella abrazada por la etiqueta que reproduce la orla del vitral de la Capilla de la Santa Cueva de Montserrat, los mosaicos de los diferentes vitrales de la basílica de la montaña mágica, la icónica M gótica con la sierra superpuesta y el contorno del reconocible Montserrat, se acoge además a las denominaciones de origen Penedés, Cataluña y Cava.
Un cava ponderado, fresco, fácil de beber y sin aspavientos. Un brut reserva despierto y armonioso que no defrauda.