Bodega Donostiarra, pura esencia vasca

Bodega Donostiarra parte de una nutrida red de expendedurías de vino que fueron reconvirtiéndose en bares y locales informales concebidos para tomar un par de pinchos y ricos tragos. Uno de esos establecimientos, localizado en el tradicional barrio de Gros, contaba desde el primer momento con un grupo de feligreses compuesto por habitantes de la zona y trabajadores que desarrollaban su jornada en las calles del vecindario. Con el devenir de los tiempos, el barrio fue transformándose y ampliándose, y el tejido industrial dejó paso a lo que hoy es el Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal, un complejo arquitectónico en el que se desarrolla una importante vida cultural.

Bodega Donostiarra

En mayo de 2019, el hostelero Miguel Montorio se hizo con el control del establecimiento, que siguió con la asesoría de Miguel y Pili, los antiguos dueños, que dieron las directrices necesarias para que el nuevo equipo de cocina pudiera seguir con fidelidad la esencia de la bodega. Así, se siguen haciendo pinchos como el Indurain, una sencilla combinación fría de atún blanco, anchoas y pimiento verde dulce en vinagre o el clásico pastel de merluza, que se rescata del olvido para ofrecerlo refinado y rejuvenecido. Entre los calientes, el contundente pintxo de callos y morros, la morcilla de Burgos de Casa Tere, servida con ricos pimientos o el chorizo con sidra pasado por la brasa. Precisamente, la brasa es una de las técnicas de cocina que predominan en el saber hacer de Bodega Donostiarra. Con el carbón vegetal preparan una impresionante costilla de ternera asada, raciones de pluma ibérica de Guijuelo o la marina brocheta de pulpo y langostinos.

Bodega Donostiarra

La apuesta por mantener el patrimonio hostelero de los antiguos regentes define este establecimiento. La oferta -más amplia que en décadas anteriores- no olvida los sabores básicos, elaborados de manera sencilla y tradicional. La disposición del mobiliario invita a compartir mesa y favorecer el encuentro alrededor de los placeres gastronómicos, placeres que bien pueden ser del mar, como el que brinda el verdel Salanort en aceite con vinagreta de la casa; de montaña, como el surtido de embutido ibérico de Guijuelo con jamón, chorizo y salchichón; los quesos locales de pastor o un espléndido surtido de tortillas recién hechas, desde la tradicional de patata hasta una contundente tortilla de chorizo.

Bodega Donostiarra

Además, en la carta del restaurante encontramos ensaladas como la de pimientos del piquillo asados a la leña con aceite de oliva y ajo, que resume la identidad gastronómica vasca en un plato de sabores contrastados, el sencillo pero imprescindible plato de tomate de temporada o la llamada ensalada donostiarra, que concentra trozos de pulpo, boquerones en vinagre, anchoas, sardinillas, bonito y el toque picante de las guindillas.