Alejandro Dumas, un gourmet literario

Retrato de Alejandro Dumas por Nadar
El conocido autor francés de novelas históricas y de aventuras se granjeó una notable fama como amante de la buena vida en la noche parisina.
Por Alfredo Álamo
19 de abril de 2017
Gastroliteratura

Es difícil calcular cuánto dinero ganó Alejandro Dumas tras el éxito arrollador de Los tres mosqueteros o El Conde de Montecristo. En un corto periodo de diez años, el autor francés -con cierta ayuda, todo hay que decirlo-, publicó numerosas obras de todo tipo, tanto de aventuras como de carácter histórico. Su fama se extendió incluso más allá de las fronteras de Francia y se convirtió en uno de los primeros autores superventas modernos.

Dumas, que venía de una familia educada, pero de pocos recursos, se había criado con una gran cultura, pero sin dejar de trabajar en ningún momento. Cuando empezó a ganar dinero, demostró una gran pasión por la buena vida, las mujeres, el vino, la comida y el juego. Su presencia en los grandes salones de París era habitual noche sí y noche también; tuvo varios hijos con diferentes mujeres y por su casa pasaron numerosas actrices que mantenía como amantes.

Retratro de Alejandro Dumas en color

En su momento de mayor fortuna, Dumas se hizo construir un castillo en la localidad de Le Port-Martly, al que llamó, en un gran ejercicio egotista Monte-Cristo, decorado con los muebles más caros de la época y numerosas antigüedades y objetos exóticos que se hizo traer de otros países. Dumas ganaba mucho dinero, mantenía a sus varias familias y hasta a sus amantes, en un tren de vida marcado también por las deudas de juego que, a la postre, le llevaron a tener que abandonarlo todo y huir de sus deudores.

Así era Dumas, un personaje gigantesco en un París lleno de oportunidades, un autor enamorado de la historia y de la diversión, un bohemio que no tenía problemas en arremangarse las mangas de la camisa y entrar como un loco en la cocina para preparar sus propias recetas. Dumas siempre argumentó que los escritores tenían una sensibilidad especial para apreciar los detalles de la vida… y en especial los de la mesa.

Grabado de Alejandro Dumas escribiendo

Hay que tener en cuenta que el siglo XVIII es un momento muy dulce de la gastronomía francesa, justo cuando se fragua ese intenso orgullo nacional por sus platos y tradiciones que llevó a su cocina a convertirse en un referente internacional durante casi dos siglos, siendo sinónimo de excelencia y exclusividad.

De hecho, existe un libro de cocina escrito por él mismo, en el que recoge algunos de sus mejores platos, junto con notas sobre gastronomía francesa y de otros países. Si bien es cierto que este libro apareció de manera póstuma, bajo el título de Gran Diccionario de Cocina. Por lo visto, Dumas no sólo cocinaba en casa, sino que su curiosidad le llevaba a irrumpir en restaurantes donde sobornaba a los pinches para poder cocinar él mismo, para gozo y disfrute de algunos de sus amigos de la época.