Los noodles son los típicos fideos orientales, de los que podemos encontrar una verdadera miríada de tipos, tanto por su harina como por su forma. Lo cierto es que podemos remontarnos hasta hace casi cuatro mil años para encontrar los primeros restos de noodles en China, siendo, posiblemente, el lugar donde aparecieron en primer lugar de todo el mundo.
Así, podemos suponer que su presencia ha sido continua desde entonces en la mayor parte de Asia, imponiéndose como un alimento fundamental en su dieta. Rara es la semana en que un japonés o un chino no incluye un plato de noodles en su comida, sobre todo gracias a la gran versatilidad y ligereza de muchos de sus tipos.
De hecho, los principales tipos de fideos son los que están hechos con arroz y los que tienen como base trigo y huevo. Estos últimos son más parecidos a la pasta que se suele consumir en Europa de manera tradicional, aunque con diferente forma y mayor elasticidad. Hay que decir que otro de los primeros focos de la pasta a nivel mundial fue la Italia de los Etruscos, mucho antes de que Marco Polo recorriera la Ruta de la Seda.
Pero sigamos con los noodles. Los de harina de trigo y huevo se consumen tanto en sopa como en ensaladas. Si son gruesos y largos, estaríamos hablando de los clásicos udon japoneses. En el caso de que tengan un tono marrón y sean finos, serían los soba, mezclados con harina de trigo sarraceno. Los que sueles encontrar en tu ramen favorito incluyen un poco de agua con gas en su elaboración, por lo que son más elásticos de lo normal.
Otro de los grandes tipos de noodle es el de los fideos de arroz, que también lleva, en ocasiones, algo de tapioca o almidón para que aumente su resistencia. Si son un poco gruesos, estaríamos hablando de tallarines, o shahe fen, y son típicos de la comida cantonesa. Los más finos son típicos de zonas como Tailandia y son básicos en el pad thai. Los fideos de arroz se preparan en muy poco tiempo y se tienen que consumir en el momento, por lo que son un clásico de la comida rápida.